Verdades que nos ayudan a vivir como hijos de Dios

Hijos de Dios

Como hijos de Dios, es crucial que reconozcamos ciertas verdades fundamentales que sirven como principios en nuestro caminar cristiano. Estas verdades nos brindan una comprensión profunda de nuestra identidad y propósito en Cristo. Al aceptar estas verdades de todo corazón, fortalecemos nuestro sentido de pertenencia como hijos de Dios. Además, sirven como faros de luz y esperanza, incluso frente a los desafíos, inspirándonos a permanecer en nuestra fe, confiar en el amor inquebrantable y la fidelidad de nuestro Padre celestial.

Meditemos en estas verdades que nos ayudan a vivir como hijos de Dios:

Obedecer a Dios siempre es mejor:

La obediencia implica seguir los mandamientos de Dios y someterse a su voluntad. Hay muchas enseñanzas en la Biblia sobre hombres y mujeres de Dios que fueron obedientes. Por ejemplo, cuando Dios le habló a Abraham para que saliera de su tierra y su parentela, Él lo hizo teniendo fe, y aunque no sabía lo que Dios haría él solo obedeció. Asimismo, cuando Dios le envió a hacer a Noé un arca, él obedeció y cumplió con cada especificación que Dios le dio y aunque muchos se burlaron siguió adelante y fue obediente hasta el final.

Cuando Dios nos da un mandato podemos tener la certeza de que será para algo mejor, él no se equivoca. Obedecer es tan importante en nuestro caminar cristiano como respirar.

“El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ese es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él”. Juan 14:21

Tenemos un propósito:

La Biblia nos enseña que Dios tiene un propósito para cada uno de sus hijos, podemos tener planes, sueños, metas, y eso está muy bien, pero no termina ahí. Proverbios 19:21 dice: “Puedes hacer todos los planes que quieras, pero el propósito del Señor prevalecerá”. Si deseamos conocer el propósito de Dios para nuestras vidas, el primer lugar es reconocer que Jesús es el Señor de todo lo que somos y a él le hemos dado en control absoluto de nuestras vidas. Es decir, nuestro mayor propósito es acercarnos cada día a Dios, conocerle y aún todos esos sueños, anhelos, metas que tenemos sabremos si se podrán cumplir cuando busquemos el propósito de Dios.

“Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”. Efesios 2:10

Somos hijos amados de Dios:

En el Salmo 36 encontramos una preciosa expresión que nos revela cómo el amor de Dios nos abraza cuando nos acercamos a él. El salmista, nos muestra un ejemplo del amor de una madre por sus polluelos, para que, comprendamos la grandeza y protección del amor de Dios por sus hijos. El amor de Dios es ese que no solo te rodea, sino que te fortalece y te da vida. Cuando sientas que eres menospreciado, que no tienes a nadie que demuestre su amor por ti, recuerda el amor de tu Padre Celestial, ese que no mengua, que no se acaba, ni se envanece. Demos gracias por ese amor que nos rodea, nos protege y nos abriga de todo mal.

“¡Cuán preciosas, oh Dios, es tu misericordia! Por eso los hijos de los hombres se amparan bajo la sombra de tus alas. Serán completamente saciados de la grosura de tu casa, y tú los abrevarás del torrente de tus delicias”. Salmo 36:7-8

Debemos confiar en Dios

Hay muchas razones para confiar en Dios, una de ellas es que Dios es fiel y desde la creación del mundo ha sido así. Cuando entró el pecado a la humanidad, Dios prometió salvación y aunque no fue sencillo, siempre se mantuvo fiel. Cada mañana su amor y misericordia nos acompañan, independientemente de nuestras acciones, porque Él es único y su fidelidad incomparable. La Biblia nos muestra que él no puede negarse a sí mismo por eso envío a su Hijo a morir por nuestros pecados y transgresiones, que mayor muestra de fidelidad que esa.

Así que puedes confiar en Dios, pues es fiel a sus promesas, a su amor. Esta valiosa verdad te hará vivir como un hijo de Dios que permanece confiado y lleno de seguridad.

“Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta. Él dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?”. Números 23:19  

Por Rossmary Valladares

www.instagram.com/altar7