Estamos viviendo tiempos difíciles. La depresión es una palabra muy común en estos tiempos. Es una época de gran aflicción en el que la nación y la tierra están llenas de violencia, donde el odio y los estallidos de maldad se ven por doquier.
Las malas noticias, producen temor, miedo y si no sabemos manejar la situación esto nos puede llevar a males mayores, se puede llegar a perder el apetito, se tiene una sensación de tristeza constante, se pierde la esperanza como el que no tiene futuro, miedo a morir, taquicardia, etc. Entras como en una prisión sin salida donde no tienes a donde ir y solo piensas en lo que te está pasando, duermes y te levantas pensando en lo mismo.
Sí estás pasando por situaciones similares, lo más seguro es que tengas un ataque en una prisión mental llamada depresión, una enfermedad devastadora; es el diagnóstico psiquiátrico que describe un trastorno del estado de ánimo, transitorio o permanente, caracterizado por sentimientos de abatimiento, infelicidad y culpabilidad, además de provocar una incapacidad total o parcial para disfrutar de las cosas y de los acontecimientos de la vida cotidiana.
La biblia nos presenta soluciones. Dios no quiere gente que este encerrado en sí mismo.
- Ver el origen que causa la depresión nos garantiza la vía hacia el éxito: Los problemas del pasado se enlazan con los eventos del presente, y como no hemos salido de eso, tenemos el alma débil y enlutada debemos saber el origen del problema para salir de la depresión.
- Reconocer de dónde viene nuestra ayuda: Desde el momento que confesamos y creemos que Jesucristo es nuestro único y suficiente salvador y que el murió en la cruz del calvario para traernos libertad de toda obra de las tinieblas sabremos de dónde vendrá nuestra ayuda. Salmo 121
- Confesar nuestros pecados y transgresiones nos trae libertad: El incurrir en el pecado y no arrepentirse y confesarlo a Dios trae a nuestra vida depresión. Si confesamos nuestros pecados Él es fiel y justo para perdonarnos. Salmo 32: 3-5
- Aferrarse a las promesas de Dios y su palabra: La palabra de Dios en abundancia en la mente del creyente destruye la depresión. Debemos renovar nuestra mente con la palabra de Dios pues ella nos levanta. Salmo 119:28
- Tener comunión con hermanos y orar constantemente: La palabra es clara cuando nos dice mejor son dos que uno, porque si uno cae el otro lo levanta y la oración es la llave que tenemos para abrir la puerta de los cielos y las bendiciones de Dios nos alcancen. Mateo 26
Es importante recordar que esta cárcel llamada depresión son cuatro paredes que no tienen techo, o sea puedes alzar tu mirada al cielo y pedir la ayuda oportuna. Triunfamos sobre la depresión cuando tenemos fe en Jesucristo, «mi porción es Jehová; por tanto, en Él esperaré, dice mi alma». Lamentaciones 3:24.
Por Andreina Fersaca
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