Un amor incondicional y sin medidas

Muchos son los amores que podemos tener en la tierra, como el amor de madre, padre, hijos, hermanos, esposos y amigos. Cada amor es diferente, ese sentimiento que se aloja en lo más profundo del corazón, un amor que a veces te deja sin respiración de lo grande que es; es así el amor verdadero, pero dentro de esto podemos hacernos una interrogante: ¿Qué sucede cuando uno de estos amores falla?

Los casos de que el amor del hombre falle son innumerables, vemos corazones rotos porque la madre abandonó a sus hijos, o por maltrato, padres ausentes, observamos hijos que mal agradecen el amor de sus padres, matrimonios desechos por falta de amor e incluso amistades terminadas por indiferencias, en fin, muchas son las situaciones y esa herida queda alojada en el corazón, pero solo uno puede sanarla y es Dios.

El problema no radica en que nos falte ese amor, el inconveniente es creer que el amor del hombre será perfecto y jamás fallará, esto es un error, el humano siempre nos herirá y es importante entender que Dios es el único que tiene ese amor incondicional, desinteresado, sin medida y el más grande y puro.

En la Biblia podemos observar distintos versículos que no solamente debemos memorizar, sino que los debemos hacer rema en nuestras vidas, para que cuando justo llegue el momento de la angustia las recordemos y entendamos que allí en la prueba está Dios con un amor eterno. En 1 Juan del 7 al 21 vemos que “Dios es Amor”.

“En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros”. 1 Juan 9:11

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. Juan 3:16

“Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor. Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor”. Juan 15:9-10

Por Andreina Fersaca