La excelencia es calidad y es lograr que muchos se agraden con lo que hacemos en cualquiera de las áreas que estemos realizando. Se trata de utilizar las habilidades que Dios nos da de la mejor manera, con amor y alegría, sabiendo que el buen uso de este talento honrara al Señor y glorificará su nombre.
Para nadie es un secreto que los hijos de Dios somos constantemente señalados o criticados cuando hacemos mal las cosas o cuando no las realizamos a la perfección, tal vez preguntan ¿y ese es cristiano?. Debemos ser cuidadoso con los dones y talentos que Dios nos da y utilizarlos para su gloria.
Por ejemplo si eres un deportista debes esforzarte, trabajar duro, con constancia y disciplina, cuando la multitud vea los resultados tú podrás alzar los ojos al cielo y glorificar el nombre de Jesús, porque hiciste tu labor con excelencia, lo mismo ocurre con los empresarios, médicos, artistas, administradores, periodistas, diseñadores, publicistas, ama de casa, en la iglesia, en fin cualquier persona que ejerza alguna labor.
En Colosenses 3:17 dice: “Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él”. Dios nos enseña y demuestra excelencia en todo lo que vemos. Así que debemos dar excelencia a Jesús, debemos dar lo mejor de nosotros, tenemos que hacer el mayor esfuerzo para no defraudarle.
El versículo antes mencionado termina refiriendo “dando gracias por medio de Él a Dios el Padre”, enseñándonos que todo lo que hagamos debe ser en agradecimiento. Debemos siempre buscar la perfección en nuestras tareas, como dice también en el versículo 23 “Todo lo que hagan, háganlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres”, porque si trabajamos y damos lo mejor de nosotros, estaremos glorificando a Dios, y así podemos testificar de otra forma a las personas que nos rodean.
Por Andreina Fersaca