Seis rincones desconocidos de Israel

Israel se ha convertido en un destino turístico de primera línea, con la religión, la historia, la arqueología, la arquitectura o la gastronomía como algunos de sus atractivos. Tel Aviv -la ciudad que nunca duerme- con sus incontables edificaciones de estilo Bauhaus, la vieja Jerusalén, las sorprendentes aguas del mar Muerto, o los jardines de Haifa figuran como visitas obligadas para cualquier viajero que elija este país como objetivo de una escapada.

Sin embargo, más allá de estos lugares -por supuesto, imprescindibles-, Israel atesora rincones menos conocidos por el gran público; lugares alejados del radio de las dos principales urbes, que te sorprenderán. Te proponemos seis, aunque, por supuesto, existen muchísimos más.

La reserva de iris en Netanya

A algo más de media hora de Tel Aviv, encontramos Netanya, una ciudad costera convertida en un popular enclave turístico. Además de sus playas, la localidad atesora un espacio de naturaleza privilegiado: la Iris Reserve, uno de los dos únicos lugares del país que ha preservado una de sus flores autóctonas: la iris atropurpurea.

La planta, que se caracteriza por unos vistosos pétalos cuyas tonalidades oscilan entre los granates y moradas, tiene su periodo de floración durante los primeros meses del año. Es en esta época, cuando Netanya adquiere su máximo esplendor, en un espectáculo de gran belleza, todo un regalo para los sentidos.

Tel Megido, arqueología en el valle de Jezreel

El próximo destino se encuentra a menos de 60 kilómetros al norte de Netanya, en el interior -a unos 90 de Tel Aviv y de Jerusalén y a 20 kilómetros de Nazaret-. Se trata del parque nacional de Tel Megido, una colina situada en el valle de Jezreel, en la Baja Galilea, con un pasado milenario que deleitará a los amantes de la historia y la arqueología.

Declarado patrimonio de la humanidad, el parque presenta 26 capas de asentamientos, de las que sólo se han identificado cuatro. Entre sus hallazgos destacan una fortaleza egipcia, un tesoro Canaán, restos de la Puerta de Salomón, de 3.000 años de antigüedad, e incluso un sistema hidráulico de la edad de hierro.

Historia en los baños Hamam al- Basha de Acre

Para visitar la tercera de nuestras propuestas, deberás acercarte hasta Acre, a 50 kilómetros al norte -unos 40 minutos por carretera-. Esta ciudad cercana a la bahía de Haifa, bañada por el Mediterráneo, conserva construcciones centenarias en perfecto estado.

Tras las murallas descubrimos un impresionante casco antiguo de callejuelas y pasillos repletos de sorpresas como la ciudad subterránea de los Cruzados, el antiguo zoco, el puerto o el baño turco al-Basha, construido hace más de 300 años, todo un símbolo de una localidad que pasó de enclave marinero a importante urbe comercial.

Belleza natural en Rosh Hanikra

Tras abandonar Acre, nos dirigimos a Rosh Hanikra, una zona situada a sólo 20 minutos, que te maravillará por su belleza. Y es que en este rincón de la costa de Galilea, la naturaleza nos obsequia con un entramado de grutas y formaciones rocosas junto al mar espectaculares.

El parque, que puede ser recorrido en teleférico, bicicleta o a pie, cuenta también con una sala audiovisual en la que se dan a conocer a los visitantes detalles de su pasado y de la flora y la fauna del lugar.

Safed, ciudad santa

Reemprendemos nuestra singular ruta y conducimos 50 kilómetros en dirección este. Nos detendremos en Safed, la cuarta ciudad santa del judaísmo -las otras tres son Jerusalén, Nazaret y Tiberias-. Cuna del cábala, aquí nos sumergimos de lleno en su apasionante historia religiosa.

Safed es una localidad pintoresca. No pierdas la oportunidad de pasear por sus calles y de visitar las “grandes escaleras”, la plaza de los Defensores, o el cementerio situado en la ladera de la ciudad, un lugar sagrado en el que reposan algunas de las grandes personalidades judías. Te encantará, estamos seguros.

Darom Adom: flores en el desierto

La última de nuestras recomendaciones te obligará a regresar al sur, hasta la región del Neguev, una vasta y árida zona que atrae a los foráneos por su amplia oferta de propuestas de turismo activo. Sin embargo, una de las grandes sorpresas nos las depara el Darom Adom, un festival que se celebra cada año en la época de floración.

Y es que en la parte más verde del norte del desierto, los pétalos rojos de la anémona llenan el lugar, momento en el que se organizan infinidad de actividades, como mercados de agricultores, carreras en bicicleta o representaciones artísticas. La próxima edición del festival, tendrá lugar en febrero de 2020. ¿Te lo vas a perder?

El país se ha convertido en un destino turístico, con la religión, la historia, la arqueología, la arquitectura o la gastronomía como atractivos.

Fuente: Unidos por Israel

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