Muchas son las interrogantes que nos hacemos a diario sobre nosotros mismos, como por ejemplo ¿quién soy?, ¿qué propósito tengo en la vida?, ¿estoy haciendo las cosas bien?, ¿será que me amo a mi mismo?, cada respuesta podría ser positiva o negativa. La forma de que cómo nos vemos y sentimos va a determinar la forma en la que actuamos, se trata de nuestra autoimagen.
Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas. Él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Mateo 16:13-18
Jesucristo va a determinar lo que nosotros somos, con la Palabra antes mencionada, vemos que Jesús sabia y estaba totalmente seguro que él era el hijo de Dios, nunca lo dudo, estaba plenamente convencido cuál era su propósito, por esta razón acepto su muerte en la cruz del calvario.
La autoimagen es la forma de cómo nos vemos, es decir la imagen que tenemos de nosotros mismos, y esto va de acuerdo a lo que pensamos, sentimos y actuamos. En las diferentes etapas de nuestras vidas la infancia, adolescencia y adultez vamos creando esa imagen y las circunstancias van marcando lo que somos y pensamos de nosotros mismos.
Cada uno de nosotros fuimos creados en Cristo Jesús para las buenas obras, en Génesis 1:26 dice: “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra”.
Además de ello, también fuimos creados con un propósito como lo dice Efesios 2:10 “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”.
Por Andreina Fersaca