«Me desperté una noche y vi las calles iluminadas por las muchas iglesias que habían sido incendiadas. En las semanas que siguieron oí disparos de armas todas las noches, parecía la guerra. A la mañana siguiente vi cadáveres por las calles». Esta fue la aterradora experiencia de Rebecca en 2009, cuando los ataques de Boko Haram comenzaron en Maiduguri, la ciudad donde ella vivía, en el estado de Borno, en el extremo noreste de Nigeria.
Ocho años después, mientras Boko Haram ha ido retrocediendo en algunas áreas por la acción del ejército nigeriano, sus ataques contra cristianos y todos aquellos que se niegan a conformarse a su visión radical del islam continúan. En agosto de 2016, el nuevo líder de Boko Haram, Abu Musab al-Barnawi, juró erradicar el cristianismo de Nigeria. Dijo que los militantes harían estallar «cada iglesia que podamos alcanzar… matando a todos los ciudadanos de la cruz que encontremos”. Este grupo ha matado a miles de personas, dejando atrás muchas viudas y huérfanos desesperados y forzando, según estimaciones, a huir de sus hogares a unos 2 millones de personas.
Rebecca y su familia huyeron de Maiduguri marchando a su pueblo natal de Gavva. Sin embargo, cuando el ejército nigeriano expulsó a Boko Haram de Maiduguri, los militantes comenzaron a atacar más zonas rurales y la violencia también llegó a Gavva. La casa de Rebecca en Gavva fue destruida junto con todas las posesiones de su familia.
En 2011 huyeron de nuevo y regresaron a Maiduguri. En un momento en que muchas organizaciones internacionales evacuaban la zona y Maiduguri estaba completamente aislada del mundo exterior, Rebecca decidió que debía quedarse y ayudar a los que estaban en mayor necesidad que ella. «Éramos todos refugiados en ese momento y todos necesitábamos ayuda, pero vi que muchas viudas necesitaban más ayuda que yo», dice Rebecca.
Con el apoyo financiero de una amiga que vivía en el extranjero, Rebecca comenzó a distribuir alimentos y a pagar los cuidados médicos de algunas de las viudas que conocía. Su trabajo pronto creció y cuando los obreros de Puertas Abiertas escucharon acerca de lo que ella estaba haciendo, comenzaron a proveerla también de apoyo financiero. Hoy en día cuenta con un equipo de voluntarios que atienden a 2.000 viudas, construyen viviendas sencillas y pagan los gastos de escolaridad de los huérfanos. «Ahora con la ayuda de Puertas Abiertas puedo proveer más ayuda a las viudas y los huérfanos», dice.
CUIDADO DE LAS VIUDAS
Rebecca dice: «Muchas mujeres acaban solas con sus hijos, en campamentos de desplazados internos, sin ninguna posesión y sin ningún tipo de trabajo. La mayoría de ellas no tienen ningún tipo de educación. Es por todo ello que quería brindar mi ayuda. Sentí la necesidad de estar con estas mujeres que a menudo luchaban amargamente para sobrevivir. «
Las viudas con las que Rebecca trabaja han sufrido a menudo terribles traumas y abusos a manos de los extremistas de Boko Haram. Según ella: «Las historias de las viudas son espantosas, cada una de ellas. Por ejemplo, la historia de una mujer secuestrada por Boko Haram que había visto asesinar a su marido. Pasó cuatro días sentada junto a su cuerpo hasta que otros vinieron a ayudarla a enterrarlo. Luego tuvo que vivir un año y medio en un pequeño pueblo con Boko Hara, donde fue abusada, maltratada y obligada a realizar duros trabajos domésticos”.
Una de las viudas a las que Rebecca apoya es Miriam, una madre de cuatro hijos cuyo marido fue asesinado por Boko Haram. Ella huyó de su pueblo con sus hijos para escapar de los milicianos y llegó a Maiduguri sin nada. «Sobrevivimos solo gracias al apoyo que Rebecca nos ofrece», dice Miriam. «Oro con mis hijos todas las mañanas para pedirle a Dios que nos ayude, hasta ahora hemos tenido algo que comer la mayoría de los días. Puedo alimentar a mis hijos gracias a la ayuda que recibo».
ROPA NUEVA
Recientemente, un compañero de Puertas Abiertas visitó a Rebecca cuando ella estaba dando una sorpresa a algunas de las viudas con el apoyo financiero y de ropa nueva de Puertas Abiertas. Es un lujo que la mayoría de las mujeres no han tenido en años. «Es importante que las mujeres tengan ropa buena y bonita que las ayude a recuperar el respeto y la autoestima de sí mismas», explica Rebecca. A Miriam se le dio un colorido vestido amarillo, se la veía radiante. «Todas ustedes se ven preciosas», les dijo el compañero de Puertas Abiertas a las mujeres. Ellas sonrieron con orgullo.
Pero Rebecca nos advierte: «La buena apariencia puede ser engañosa. La mayoría de estas mujeres no pueden pagar los gastos escolares de sus hijos. Todas han perdido a sus maridos. Algunas de ellas han visto con sus ojos como hacían pedazos a sus maridos”.
«Al venir a la iglesia y a través de vuestras oraciones y apoyo, Dios les está ayudando a olvidar algunas de las cosas que les han sucedido. Les damos comida y raramente cuando hay dinero les damos ropas nuevas. Estamos muy agradecidos a Dios por toda la ayuda y sí, como pueden ver, son muy hermosas”.
«Dios está escuchando. A veces, cuando una viuda viene a mí con una necesidad específica, puedo ayudarla por el apoyo que recibo de los demás. Esto significa que Dios está escuchando. De igual modo con los gastos escolares para algunos de nuestros huérfanos: oramos por ello y el dinero llega y así los huérfanos pueden ir a la escuela. Todo esto es Dios respondiendo las oraciones».
Miriam dice: «En la Biblia está escrito que Dios es un padre para los huérfanos y un esposo para las viudas. El hecho de que estas palabras están escritas en la Biblia es un consuelo para mí. Rebeca nos ayuda a las viudas con todo lo que puede conseguir por nosotros, a menudo oramos por Rebeca, por sus hijos y esposo, para que Dios los ayude y proteja y también por las personas que la están apoyando».
AYUDANDO A RESTAURAR EN ÁFRICA SUBSAHARIANA
Aquí dos maneras en las que puedes apoyar a la iglesia el África subsahariana:
- ORAR: Alaba y glorifica a Dios por Rebecca y otros obreros y compañeros de Puertas Abiertas que están cuidando a nuestra familia de la iglesia perseguida, y tenlos presentes en tus oraciones. Ora por provisión y protección a las personas desplazadas en el África subsahariana.
- DAR: Ofrecer ayuda alimentaria para sostener a una familia en Nigeria por seis semanas nos cuesta alrededor de 70€. Ayúdanos a aumentar los esfuerzos y SÉ PARTE DE LA RESPUESTA a la persecución.