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¿Quién influencia nuestra vida?

Es importante poder analizar quien influencia nuestras vidas; ¿nuestros padres, maestros, amigos, el sistema, los medios de comunicación, nuestros jefes,…? o ¿A quién nosotros influenciamos?.

Lamentablemente los malos ejemplos por lo general son más fáciles de seguir. El pueblo de Israel sufrió las consecuencias de dejarse influenciar por los pueblos paganos, trascendiendo a sus generaciones.

Dios quiere que nosotros seamos los que influenciemos positivamente a otros y la única manera de hacerlo es convirtiendo totalmente nuestro corazón a Él, quien tiene el poder de restaurar nuestra vida y moldearnos de tal forma que seamos ejemplo para los que nos rodean. Para esto, debemos deshacernos de todo lo vil que hay dentro de nosotros y dejar brillar lo más precioso que tenemos que es la presencia de Jesús en nuestro corazón.

Cuando permitimos que el Espíritu Santo fluya a través de nosotros, seremos como la boca de Dios, seremos dignos embajadores de Dios en esta tierra llevando su verdad y misericordia por todos lados; influenciados por su presencia en nuestra vida y así daremos lo mejor de nosotros.

Somos influenciados espiritualmente por Jesucristo cuando le seguimos, cuando invertimos tiempo en conocerlo y amarlo. Cuando estamos con Él somos sal y luz en este mundo lleno de impureza. La sal cambia todo lo que toca y la luz donde quiera que brille hará huir las tinieblas. Dios nos ha dado su Palabra de gracia, el poder y la unción del Espíritu Santo con la que podemos influenciar nuestras familias y nuestro entorno.

Nuestro testimonio es la carta de presentación a este mundo. Mateo 5:16 nos dice: “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”.

Somos, entonces, nosotros quienes elegimos nuestro mundo de influencia, lo que leemos, escuchamos, cantamos, vestimos, hablamos; todo lo que llega a nuestra mente y corazón es lo que realmente nos identifica y eso es lo que vamos a dar.

“Por tanto, así dijo Jehová: Si te convirtieres, yo te restauraré, y delante de mí estarás; y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos”, Jeremías 15:19

“Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame”, Lucas 9:23

Por Andreina Fersaca