Las palabras son la manifestación de lo que piensa tu corazón, tú las preparas o imprudentemente las sueltas, y cuando es así las consecuencias pueden ser sin proponértelo de gran bendición o de destrucción.
Lo que decimos puede usarse como herramientas o como armas, podemos edificar con ellas y construir relaciones verdaderas o podemos herir a los demás. Las Escrituras nos exhortan a ser rectos en nuestra manera de hablar, edificando con nuestras palabras. La bendición de los rectos se expresa mostrando el carácter de Cristo e influenciando nuestro entorno con su Palabra, por eso dice que con la bendición y el bien de los rectos la ciudad se alegra y se engrandece.
Jesús lo dijo claramente en Mateo 15:11,18-19 “No lo que entra en la boca contamina al hombre; mas lo que sale de la boca, esto contamina. Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre. Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias”.
Tengamos cuidado al hablar porque las palabras nos distinguen, tenemos el poder de dar vida o de destruir. Por eso un consejo de Pablo es: “que andemos como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra y creciendo en el conocimiento de Dios”. Colosenses 1:10. Cuando la Palabra de Dios abunda en nuestro corazón entonces saldrán palabras sabias, valiosas y edificantes que sólo traerán bendición a nuestro alrededor.
La palabra de Dios puede tener gran influencia de bendición en tu vida y la de los que te rodean si te dispones. Puedes enaltecer las cualidades y logros de tus amigos, tus familiares, e hijos hablar siempre en bien decir es decir en bendición y la recompensa será igual que la de tus palabras. Pero si por lo contrario solo destacas sus errores, sus defectos, el odio y el rechazo, eso mismo recogerás.
Hay varias razones o circunstancias por las cuales permitimos que palabras negativas salgan de nuestra boca, entre ellas tenemos:
- Por una crisis financiera.
- Enfermedades Repentinas.
- Problema en el estudio.
- Oraciones no contestadas.
- Desilusiones amorosas o familiares.
Debemos vencer el negativismo y comenzar a confesar palabras de vida experimentando las bendiciones de Dios para nuestra vida, familia, congregación, ministerio etc.
Por Andreina Fersaca