“Inspiración es el concepto teológico según el cual las obras y hechos de seres humanos íntimamente conectados con Dios, sobre todo las Escrituras del Antiguo y Nuevo Testamento, recibieron una supervisión especial del Espíritu Santo, de tal manera que las palabras allí registradas expresan, de alguna manera, la revelación de Dios”. Esta definición está escriba en Wikipedia, una de las enciclopedias libres más utilizadas por el pueblo hispano.
Dios es nuestra fuente de inspiración, es Él el nos ayuda a influir sobre los demás, inspirar y liderar esta tierra, un lugar donde nuestro Padre nos colocó no para que seamos cola, sino cabeza, no para que estemos menos que los demás, sino para que seamos fuente de inspiración, para que levantemos a otros y para que movamos masas por medio de la Palabra.
Para ser esos inspiradores que Dios quiere que seamos, debemos trabajar duro en prepararnos y en darle la vida a nuestro Padre Celestial, con el propósito de que sea restaurada en cada una de las áreas, esto será un punto de inspiración para muchos.
Dios nos llamo a ser no a parecer. Para ser una fuente de inspiración necesitas:
1. Decidirlo: Primero es importante tomar la determinación de hacer un cambio en distintas áreas de nuestras vidas y empezar a impactar a personas.
2. Asumir: Debemos asumir la nueva naturaleza en Dios. Permitir que Jesucristo more en nosotros y tener su mente.
3. Dejar de victimizarse: Identifica el aprendizaje de la vida
4. Haz de tus más duros procesos, tus más grandes lecciones. Empieza a caminar en fe
5. Permite que Dios haga su parte. No serás ejemplo si continúas en el mismo lugar. Levántate y resplandece.
Por Andreina Fersaca