¿Qué dice la Biblia acerca de la incredulidad?

Incredulidad

En el libro de Hebreos 11:6a la escritura afirma que la incredulidad es un obstáculo para agradar a Dios. Sin embargo, la incredulidad que busca creer puede ser transformada por el poder de Dios, siempre y cuando clamemos por su intervención divina.

“Al instante el padre del muchacho gritó y dijo: ‘Creo; ayúdame en mi incredulidad’” (Marcos 9:24).

En los Evangelios se cuenta la historia de un hombre que suplicó a los discípulos que curaran a su único hijo, el cual estaba siendo atormentado por un espíritu maligno. Los discípulos, no pudieron liberar al niño del demonio que lo afligía. Cuando Jesús vino sobre ellos, se acercó al niño y habló con el demonio, liberándolo de su posesión.

Este relato es fundamental para las enseñanzas cristianas, ya que la fe se ve como un principio central que nos acerca a Dios, mientras que la incredulidad lo que crea es distancia de nuestro Creador. A pesar del deseo del padre de creer, le faltaba la fe necesaria para hacerlo. Sin embargo, reconoció su debilidad y se acercó a Jesús y declaró: “Creo, ayuda mi incredulidad”.

Este padre había sufrido mucho, ya que el niño era su único hijo. Aunque tuvo esperanza cuando escuchó acerca de los milagros realizados por Jesús, sus dudas también se apoderaron de él. El padre necesitaba ayuda para superar su incredulidad, ya que persistía su voluntad de creer. Al final, ocurrieron dos milagros: el hijo fue liberado por Jesús y el padre pudo superar su incredulidad.

Pero, el padre le dijo a Jesús: “…pero si puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros, y ayúdanos.” Y Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible. Marcos 9:23

Dichosamente, este relato nos ofrece una invitación para arrepentirnos y tener fe en Cristo una vez más. Sin embargo, esto no depende de nuestros propios esfuerzos ni capacidades. Más bien, es una súplica para que tengamos una fe sencilla y sincera como la de un niño, poniendo nuestra confianza y esperanza en Jesús, como se demuestra unos versículos más adelante. Contempla esta idea y descubre consuelo en Él.

No olvidemos que la incredulidad tiene sus raíces en el corazón y puede conducir a la corrupción del carácter. Esta falta de fe no es un concepto nuevo, ya que incluso en los tiempos bíblicos Jesucristo quedó asombrado por ello. A pesar de realizar milagros, compartir amor, sabiduría y mostrar bondad, muchos todavía luchaban por creer en él. Sin embargo, la evidencia de su existencia permanece a nuestro alrededor hasta el día de hoy.

A través del evangelio, los testimonios, el poder divino y las enseñanzas, tenemos la oportunidad de abrir todo nuestro ser a su mensaje, que es crucial para nuestro crecimiento espiritual.

“Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor”. Santiago 1:6-7

Por Rossmary Valladares

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