En varios pasajes de la Biblia vemos a un Jesús que hizo prodigios y milagros, las mismas maravillas que hace actualmente a todo aquel que cree en su Poder. Muchas personas escuchan a diario frases como: “Dios te puede sanar”, “Dios es tu proveedor”, “Dios puede restaurar tu matrimonio”, pueden sonar “trilladas”, pero esta es la realidad y cada una de esas frases hay que creerlas con convicción.
Muchos de los que recibieron el milagro de parte de Jesús, como la sanación de los diez leprosos, la mujer con el flujo de sangre, los ciegos que recuperaron la vista, la hija de Jairo y otros, no se quedaron esperando pasivamente, ellos pusieron su fe en movimiento y buscaron su milagro. Rompieron barreras, se atrevieron y llegaron hasta el único que podía hacer realidad su petición.
Pero no solamente es importante que el que está pasando por una situación de enfermedad, aflicción, crisis económica, familiar o cualquier otro problema crea en el poder de Dios. Las personas que están alrededor del afectado o el que le una con un vínculo familiar o de amistad también pueden creer por él.
Un intercesor es una persona que ve por el favor de otros. Ese hombre o mujer que se levanta a buscar el milagro de los demás también puede creer y pedirle a Dios que derrame su poder sobre la petición.
En Marcos 2: 1-12 vemos a cuatro hombres que llevaban a su amigo paralitico en una camilla hacia donde estaba Jesús. Ellos buscaban un milagro para su compañero. Buscaron la manera de llegar a donde el maestro y creyeron en que si lograban verlo su amigo se levantaría y así sucedió.
Es tiempo de que creas en que Dios puede hacer grandes cosas en tu vida, pero no te quedes esperando con los brazos cruzados, activa tu fe, ponla en movimiento y busca tu milagro. Dios te ha dado autoridad, pelea tu milagro eres hijo del Rey de Reyes.
Por Andreina Fersaca