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Planes dirigidos por Dios van directo al éxito

La planificación forma parte de nuestras vidas, en cualquier área siempre estaremos constantemente planificando. En el trabajo, en los estudios, un viaje, un ministerio, en la crianza de nuestros hijos, en fin siempre debemos tener un plan.

En ocasiones nos sentamos y armamos lo que queremos lograr y cómo lo vamos a hacer. Evidentemente al hacerlo tenemos la seguridad que todo irá bien y tendemos éxitos en ese proyecto, sin embargo el que seamos organizamos con la planificación no quiere decir que siempre nos vaya bien, tendremos tropiezos, dificultades y el fin a veces no es el esperado.

Un ejemplo de ello es cuando los soldados iban a la guerra; los líderes se reunían a discutir y planear el ataque, a pesar de que estaba bien estructurado, muchas veces el desenlace no era el esperado y perdían en combate.

A algunas personas se les olvida un paso muy importante en la planificación y es involucrar a Dios en ello. Cuando nuestro Padre Celestial es el primero en la lista y en enterarse de lo que queremos en nuestra vida,  el rumbo cambia para mejor. Es un final directo al éxito. “Pon en manos del Señor todas tus obras, y tus proyectos se cumplirán”. Proverbios 16:3

Dios es experto en darnos sabiduría si se la pidiéramos y en dirigirnos hacia el camino correcto. Dice la Palabra que la voluntad de Dios es buena, agradable y perfecta para sus hijos. Debemos entender que el Señor debe tener prioridad en nuestros planes, sea cual sea el área que estemos planificando.

“Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza”. Jeremías 29:11 

Por Andreina Fersaca