Creer en lo que no ves en ocasiones es difícil. Se trata de que tengas fe en aquello que estas pidiéndole a Dios en oración. Clamar al Padre Celestial sin tener la certeza de que Él escucha y contesta tu petición no tiene el mismo efecto que si realizas una oración con la seguridad de que aunque no veas la respuesta, Dios está obrando en lo espiritual para llenarte de bendiciones.
Constantemente escuchamos a pastores, evangelistas, adoradores y profetas darnos una Palabra de vida, de aliento y de fortaleza, pero en ocasiones no la recibimos y nuestros oídos espirituales se cierran ante la Palabra enviada por Dios. Pero cuando crees la palabra profética enviada por el Eterno, Él transforma lo poco en mucho.
En 1 Reyes 17: 8-16 observamos como la viuda de Sarepta fue obediente a la Palabra de Dios que fue dada a través del profeta Elías, quien llegó a su hogar y le dijo: “Te ruego que me traigas un poco de agua en un vaso, para que beba. Y yendo ella para traérsela, él la volvió a llamar, y le dijo: Te ruego que me traigas también un bocado de pan en tu mano. Y ella respondió: Vive Jehová tu Dios, que no tengo pan cocido; solamente un puñado de harina tengo en la tinaja, y un poco de aceite en una vasija; y ahora recogía dos leños, para entrar y prepararlo para mí y para mi hijo, para que lo comamos, y nos dejemos morir”.
Es decir ella fue sincera al manifestarle al profeta que tenía muy poco alimento, solo le alcanzaba para comer en esa ocasión y la voz profética se activo y la declaración de parte de Elías activo la bendición para esa viuda. “Elías le dijo: No tengas temor; ve, haz como has dicho; pero hazme a mí primero de ello una pequeña torta cocida debajo de la ceniza, y tráemela; y después harás para ti y para tu hijo. Porque Jehová Dios de Israel ha dicho así: La harina de la tinaja no escaseará, ni el aceite de la vasija disminuirá, hasta el día en que Jehová haga llover sobre la faz de la tierra”
Dios cumplió su promesa y no solamente ella y su hijo recibieron el milagro de provisión de parte del Señor en ese momento, sino que durante muchos días “la harina de la tinaja no escaseó, ni el aceite de la vasija menguó, conforme a la palabra que Jehová había dicho por Elías”.
La fe de esta mujer que fue obediente a la voz profética trajo bendición a su casa, el milagro sucedió no solo por un momento, sino que se alargo por muchos días. Así como Dios transformo lo poco en mucho, así puede ocurrir en la vida de muchas personas, si tienen fe en que el Señor puede cumplir los anhelos del corazón.
Por Andreina Fersaca