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Nuestras palabras se verán reflejadas en nosotros o en los demás

“En la lengua hay poder de vida y muerte; quienes la aman comerán de su fruto”. Proverbios 18:21. Hemos leído o escuchado en muchas ocasiones sobre el poder de la palabra y la importancia que tiene lo que decimos, pero en ocasiones creemos que esto no tiene relevancia y justo en momentos de ira, depresión, tribulación, lo olvidamos.

No es sencillo recordar que “la palabra tiene poder” en todo momento, pero debemos repetírnoslo día y noche sin parar, para que cuando llegue el momento de la prueba lo tengamos presente. Un ejemplo de ello es cuando nuestros hijos nos hacen enojar, perdemos el control y comenzamos a pronunciar palabras negativas en contra de ellos sin pensar en las consecuencias de nuestras palabras.

“Con nuestra lengua podemos bendecir o maldecir. Con ella alabamos a nuestro Dios y Padre, y también insultamos a nuestros semejantes, que Dios hizo parecidos a él mismo. Hermanos, ¡esto no debe ser así!”. Santiago 3:9 

Todos en algún momento de nuestras vidas hemos cometido el error de proferir palabras negativas en contra de nuestros hijos, familiares, amigos o cualquier persona. Pero la buena noticia es que esto tiene una pronta solución. Puedes aplicar tres pasos específicos:

  1. Arrepiéntete: Primero debes reconocer ante Dios que te equivocaste y que producto de la ira, la tristeza o de algún otro sentimiento, pronunciaste palabras negativas en contra de alguien. Debes arrepentirte ante Dios y pedir perdón.
  2. Revocar: La palabra revocar significa cancelar. En medio de la oración de arrepentimiento, debes cancelar las palabras pronunciadas. Ejemplo: Señor yo cancelo las palabras negativas que dije en contra de mi hijo o hija.
  3. Reemplazar: Luego de que revocamos las malas palabras, reemplazamos por palabras positivas, es decir de bendición y de victoria.

“Mis queridos hermanos, tengan presente esto: Todos deben estar listos para escuchar, y ser lentos para hablar y para enojarse”. Santiago 1:19 

Por Andreina Fersaca