No te desenfoques, coloca la mirada en Jesús

Quitar tus ojos de Dios puede traerte grandes problemas. ¿Por qué?, Él es la fuente, es nuestro Padre y quien nos dirige a la meta, nos guía, nos protege y nos ama para bendecirnos y regalarnos su provisión, perdón, amor, misericordia, sanidad y otros miles de beneficios que podemos perder si nos desenfocamos y nos soltamos de su mano.

En 1 Samuel 17:41 observamos la historia de David, cuando se dirigía a luchar contra el gigante Goliat. “Y el filisteo venía andando y acercándose a David, y su escudero delante de él.  Y cuando el filisteo miró y vio a David, le tuvo en poco; porque era muchacho, y rubio, y de hermoso parecer.  Y dijo el filisteo a David: ¿Soy yo perro, para que vengas a mí con palos? Y maldijo a David por sus dioses.  Dijo luego el filisteo a David: Ven a mí, y daré tu carne a las aves del cielo y a las bestias del campo.  Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado».

Cuando mantenemos nuestra mirada en Dios, cuando nuestro enfoque es la fe y la confianza en nuestro Padre Celestial no habrá ningún “gigante” que pueda derrotarte, es decir ninguna circunstancia, llamada enfermedad, ruina, traición, inseguridad, miedo, o cualquier otro, podrá tocarte porque tus ojos están puestos en Dios y sabes que Él libra la batalla por ti.

David para el momento de ir contra el Goliat estaba enfocado, su confianza estaba puesta en Dios. El estaba viendo la grandeza de Dios y así debemos ser cada uno de nosotros, ver a Dios para que los problemas empequeñezcan.

Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder, la gloria, la victoria y la majestad. Tuyo es todo cuanto hay en el cielo y en la tierra. Tuyo también es el reino, y tú estás por encima de todo. 1 Crónicas 29:11.

“Porque desde la creación del mundo las cualidades invisibles de Dios, es decir, su eterno poder y su naturaleza divina, se perciben claramente a través de lo que él creó, de modo que nadie tiene excusa”. Romanos 1:20

Por Andreina Fersaca