Algunas de las oraciones que elevamos al cielo corresponden a peticiones de recursos financieros o algunos materiales; y no está mal clamar a Dios por nuestra economía y prosperidad, Él nos escucha y nos dará más abundantemente de lo que estamos esperando. Pero es importante también pedirle a nuestro Padre Celestial su favor y su gracia.
Existen miles de personas que no cuentan con dinero, pero tienen el favor y la gracia de Dios, cuando tenemos eso, las puertas se nos abren, vienen las conexiones divinas, vemos prodigios y milagros en el nombre de Jesucristo y logramos conseguir lo que realmente estamos pidiendo.
No necesitamos dinero, necesitamos el favor y la gracia de Dios para alcanzar sus bendiciones y para avanzar en el destino que Él nos prometió. Es importante que trabajemos en redefinir nuestro pasado para avanzar hacia el futuro; muchas veces nos paralizamos observando el ayer, pero es importante que avancemos disfrutando de las bendiciones de Dios.
La gracia y el favor de Dios funcionan cuando tomas la decisión de poner todo en manos del Padre Celestial, es decir cuando realmente decides que Él haga todo a través de ti. Procurar ser como David es una excelente opción, Dios estaba con Él, en las batallas salía victorioso, todo lo que tocaba prosperaba y a través de la alabanza transformaba la vida de las personas, pero esto sucedía porque David era un hombre conforme al corazón de Dios y le entrega todo el manos de Él, rindiéndose ante su Padre para que se hiciera su voluntad.
Por Andreina Fersaca