Desde su creación no solo son hermosas, sino también sabias y aguerridas, característicamente impulsadoras y protectoras de su familia, esas son las mujeres, quienes están llamadas para dejar un legado y para cumplir el propósito de Dios no solo en sus vidas, sino también en la vida de sus hijos.
Ellas tienen varios roles en la familia, son madres, hijas, trabajadoras, amas de casa, consejeras, conciliadoras, pacificadoras, en fin tienen muchas actividades dentro del hogar. Dios lo sabe y cuenta con cada una de ellas, Él sabe que no pondrá mas cargas de las que puedan llevar. “Mujer hacendosa, ¿quién la hallará? Su valor supera en mucho al de las joyas”. Proverbios 31:10
Sabiduría
Las mujeres tienen una inteligencia innata, tienen la capacidad de llevar un hogar de bendición y cubierta con la paz y protección de Dios. Si alguna de ellas carece de sabiduría pídala a Dios que Él le dará en abundancia para llevar el día a día de la familia y para actuar de forma sabia en las distintas ocasiones que se presenten. “La mujer sabia edifica su casa, pero la necia con sus manos la derriba”. Proverbios 14:1
El Señor es claro en hacer un llamado de alerta a las mujeres que en ocasiones pierden el amor, la compasión y la paciencia. Es cierto que muchas mujeres “pelean por todo” y no cumplen el propósito de Dios de buscar la paz y ser sabias en la resolución de los problemas. En Proverbios 21:3 dice: “Mejor es vivir en un rincón del terrado que en una casa con mujer rencillosa” y el Proverbios 21:19 “Mejor es habitar en tierra desierta que con mujer rencillosa y molesta”.
Nuestro Padre Celestial sabe cuán difícil es para los miembros de la familia habitar con una mujer problemática, que en lugar de ser edificadora del hogar, se encarga de la división. Dios manda a que las féminas sean dignas, no calumniadoras, sino sobrias, fieles en todo, como lo establece la Palabra en 1 Timoteo 3:11.
“Asimismo, las ancianas deben ser reverentes en su conducta: no calumniadoras ni esclavas de mucho vino, que enseñen lo bueno, que enseñen a las jóvenes a que amen a sus maridos, a que amen a sus hijos, a ser prudentes, puras, hacendosas en el hogar, amables, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada. Tito 2:3-5
Por Andreina Fersaca