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Martín Guerrera obsequió dosis de su talento musical

Martín Guerrera obsequió dosis de su talento musical

Ante un colmado auditorio, el cantautor Martín Guerrera ofreció, el pasado viernes 6 de septiembre, un fabuloso concierto en La Ranchería, de Junín, su ciudad natal, en el que pudo recrear canciones de sus álbumes anteriores, mientras se encuentra en pleno proceso creativo para su nueva producción.

Se acercaba la hora señalada y la concurrencia se iba abarrotando en la puerta del teatro La Ranchería, un espacio al que el arte local de la ciudad de Junín ya está adoptando como propio. Es que allí, una vez más, Martín Guerrera usó ese escenario para levantar su voz y la de un puñado de artistas cristianos que llevaron en alto el nombre de Cristo a través de sus canciones.

«Levantamos una voz» es un ciclo que ya cumplió tres ediciones y pretende ser el punto de encuentro de la iglesia de Dios, sin distinciones denominacionales. «La de hoy fue una noche donde, una vez más, pudimos ser iglesia», reflexionaba Martín apenas finalizó el concierto mientras que los centenares de personas que acudieron se iban desconcentrando del auditorio. Y agregaba que «nos unía la música y la posibilidad de cantarle a Dios en unidad. Fue una noche llena de buena música, variedad, arte». 

Acompañado por un pianista y una cellista, Martín dio un toque de distinción a la noche, dándole un toque sutil a canciones que ya el público conocía dado que pertenecen a sus discos anteriores. 

Sin dudas, el aporte que Guerrera hace al movimiento artístico local trasciende las paredes de la iglesia cristiana y encuentra eco en el ámbito del arte global de la ciudad, insertándose en espacios que en otros tiempos eran esquivos para las expresiones cristianas. Y a su paso, abrió puertas para que otros cantantes y músicos pasaran por ese camino. Tal es el caso de Stefy Carelli, Agustín Benítez y Los Hernández, quienes fueron parte de este espectáculo que atrapó, de principio a fin, a la familia juninense. 

«Cada uno de ellos aportó su impronta y sus propias creaciones, las cuales nos llevaron a adorar a Dios», comenta Martín al respecto de quienes lo acompañaron en esta inolvidable velada que dejó flotando en el aire la sensación de no ser la última.