Los 2 extremos de la disciplina hacia los hijos

La orientación hacia nuestros hijos debe estar fundamentada en el amor y el ejemplo. Ellos tienen la tendencia de querer saber todo y de que están listos para tomar decisiones, pero es importante que aprendan a andar por la senda de la verdad, anteponerse al mundo y sus mentiras, dirigirlos hacia el Padre Celestial que será su mejor cuidador.

Hay padres que cometen el error de disciplinar a sus hijos bajo dos extremos, o son muy drásticos, o son muy permisivos. Ningunas de las dos opciones traerá los resultados que se esperan. Debemos procurar en primera instancia que ellos tengan una relación íntima con Dios, y ese es parte de nuestro deber, es decir trabajar en invertir para de nuestro en su formación como cristianos. “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él». Proverbios 22:6

Padres excesivamente drásticos: Ser un padre o una madre muy estricto lo convierte en un tirano, es decir en una persona severa que no tiene es capaz de escuchar las necesidades de su hijo. Se trata de una crianza única y exclusivamente donde los padres son escuchados. La Palabra dice en Colosenses 3:21 “Padres, no exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten”.

Este extremo de radicalismo le hace perder el rumbo a los niños y adolescentes, lo que permitirá que cuando ellos no estén con sus padres y les toque el momento de salir de sus hogares se convierten en unas personas inseguras porque no están preparados para enfrentar las pruebas de la vida.

Padres excesivamente permisivos: “Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor”. Efesios 6:4. La Palabra de Dios nos indica que los hijos deben ser disciplinados, instruidos y orientados. Vemos muchos casos de niños y adolescentes que quieren andar bajo sus propias decisiones e ignoran las instrucciones de sus padres.

Toman actitudes de rebeldía, gritos y groserías, pero algunos padres no reprenden esta actitud desde pequeños, pero más adelante las consecuencias podrían ser catastróficas. Se convierten en personas totalmente liberales, sin temor de Dios y capaces de dañar a las personas sin medir las consecuencias.

Por Andreina Fersaca