Lo que Dios dice acerca de ti es lo legítimo

Es importante que cada una de las personas tome la determinación de comenzar a conocer la verdad sobre sí mismo, si no lo hacemos estaremos caminando sin destino y sin identidad. La Palabra de Dios es la única fuente legítima del conocimiento del ser, es decir es allí en las Escrituras donde está revelado lo que el Señor dice que somos cada uno de nosotros.

Según la identidad que tengamos, así va transcurrir nuestra vida y nuestra actitud hacia ciertas circunstancias. Es importante saber que lo que no está escrito en la palabra de Dios sobre nosotros, es mentira, quiere decir entonces que lo negativo que muchas personas hablan acerca de ti no es cierto, porque la identidad viene del conocimiento de Dios.

Dios quiere que despertemos nuestro conocimiento de hijos para alcanzar el propósito de Dios es nuestras vidas y de esa manera podremos lograrlo. Escuchamos que muchas personas nos dicen: “No se puede”, “No vas a lograrlo”, “No hay solución”, “Esa enfermedad no tiene cura”, o tal vez palabras como “Bruto”, “Siempre serás el mismo”, “No vas a cambiar”, pero resulta que esa no es la verdad, tenemos un Padre que va delante de nosotros y que con Él somos más que vencedores. Recuerda que nuestra identidad no viene de lo que otros digan, sino que viene de Dios.

Juan 1:12 “Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios”

A veces se nos presentan circunstancias y esa condición que vivimos determina quiénes somos y nos hace olvidar que somos hijos de Dios, un Padre amoroso y todopoderoso que está allí para ayudarnos. “Nuestra verdadera identidad saldrá en la prueba”.

Dios honra la identidad y está basada en nuestra confianza en Él. Las palabras del Señor para nosotros son: “Yo soy el que te sustenta”, “Yo soy quien te ama”, “Yo soy el que te protege”, “Yo soy el que te hace justicia”, “Yo soy el que te sana”. Tu identidad no es algo que tienes que buscar, sino algo que tienes que conocer.

1 Pedro 2:9 Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios, para que proclamen las obras maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable.

Por Andreina Fersaca

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