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Las victorias le corresponden a Dios

A diario escuchamos a personas pronunciar de forma repetitiva la frase: “Gloria a Dios”. Utilizarla constantemente es excelente, pero es importante que conozcamos la importancia de darle la gloria a Dios en todo momento, con amor y convicción.

La palabra “Gloria” significa honor, fama, esplendor; cuando le anexamos el nombre que es sobre todo nombre, es decir Dios, entonces estamos diciéndole a nuestro Padre Celestial que Él es el único digno de poseer un alto nivel de honor y grandeza.

La frase “Gloria a Dios” es utilizada por el pueblo cristiano es distintas situaciones diarias. 1. Cuando logran la victoria en algún contexto de su vida. 2. Para manifestar gozo 3. Para adorar y exaltar el nombre de Jesús.

En varias oportunidades vemos a personas que experimentan un logro importante en sus vidas, bien sea en el trabajo, en la vida familiar o en la salud, pudieran ser deportistas, científicos, abogados, médicos, en fin cualquier persona que llegase a la victoria, pero en ocasiones justo en ese momento, cuando adquieren el galardón, se olvidan de la frase: “Gloria a Dios”.

Nuestro Padre es el creador y dueño de todas las cosas, nada sucede en este mundo sin que Él lo permita y más aun cuando le entregamos esa petición a Él. En Romanos 11:36 dice “Porque de Él, por El y para Él son todas las cosas. A Él sea la gloria para siempre. Amén”. Quiere decir que lo que hemos logrado no nos pertenece a nosotros, ni fue solo con nuestro esfuerzo, Dios tuvo que ver en ese éxito y debemos glorificar su nombre.

Testimonios

Los hijos de Dios también estamos llamados a glorificar el nombre de Dios con nuestras acciones. Cuando actuamos según  su Palabra, somos obedientes y cumplimos sus mandamientos, entonces estamos haciendo honor a su nombre.

Debemos ser testimonios de aquel que nos creó, quien nos sostiene y nos acompaña todo el día. Si no actuamos como unos verdaderos hijos del Rey de Reyes entonces estamos manchando su honor, porque no estamos siendo testimonios de Él y evitamos que otros lleguen a sus pies. Por tal motivo debemos glorificar su nombre en todo momento.

Por Andreina Fersaca