Jesús tiene millones de características que lo definen como un hombre ejemplar, tal y como debemos buscar ser cada uno de nosotros. Cuando se hizo hombre para caminar entre las multitudes, mostraba amor, nobleza, misericordia, alegría, humildad, mansedumbre, paciencia, benignidad, pureza, poder, amistad, fidelidad y también sabiduría.
En su caminar, el Gran Maestro enseñaba al pueblo con parábolas, comparaciones y otras frases; todo lo que pronunciaba a través de su boca eran palabras sabias que hoy en día están más vivas que nunca. Lo que Jesús habla edifica al pueblo, nosotros solo debemos activar nuestros oídos y creer en sus enseñanzas y promesas.
Estas son algunas de las sabias palabras de Jesús:
-No son los sanos los que necesitan médico, sino los enfermos. Porque no he venido a llamar a justos sino a pecadores. (Mateo 9:9)
-El discípulo no es superior a su maestro, ni el siervo superior a su amo. Basta con que el discípulo sea como su maestro, y el siervo como su amo (Mateo 10:24)
-No hay nada encubierto que no llegue a revelarse, ni nada escondido que no llegue a conocerse (Mateo 10:26)
-A cualquiera que me reconozca delante de los demás, yo también lo reconoceré delante de mi Padre que está en el cielo. (Mateo 10:32)
-Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso. (Mateo 11:28)
-De la abundancia del corazón habla la boca. El que es bueno, de la bondad que atesora en el corazón saca el bien, pero el que es malo, de su maldad saca el mal. (Mateo 12:33)
-Honra a tu padre y a tu madre (Mateo 15:1)
-Les aseguro que si tienen fe tan pequeña como un grano de mostaza, podrán decirle a esta montaña: “Trasládate de aquí para allá”, y se trasladará. Para ustedes nada será imposible. (Mateo 17:20)
-Dejen que los niños vengan a mí, y no se lo impidan, porque el reino de Dios es de quienes son como ellos. (Mateo 10:13)
-Aquel de ustedes que esté libre de pecado, que tire la primera piedra. (Juan 8:1)
-“El que quiera llegar a ser grande entre ustedes será su servidor” (Marcos 11: 43)
-“Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen” (Lucas 23:34)
Por Andreina Fersaca