Muchas personas ven las crisis como un episodio catastrófico en su vida, ciertamente son situaciones desagradables en las que todos quisiéramos escapar y evadir, pero las aflicciones estarán presentes en algún momento de nuestras vidas y está en nosotros pasarlas de la mano de Dios y verlas como oportunidades.
Justo en estos momentos de crisis familiar, económica, laboral, de salud o cualquier otra, es cuando la alabanza debe ser más intensa, la oración más persistente y sobre todo es cuando se debe recordar y declarar versículos bíblicos que nos alienten a confiar en que Dios está con nosotros en todo momento.
La Palabra dice que el Señor es el pastor y guía confiable. Él es la única esperanza y salida a las situaciones que estamos viviendo. Nosotros como sus hijos debemos cumplir sus mandamientos y mantenernos fiel a su Palabra. Hacer la voluntad de Dios a veces significa esperar con paciencia, pero mientras esperamos y salimos de cualquier circunstancia podemos amar a Dios, al prójimo y servirle a nuestro Padre con gozo.
El Salmo 40 dice: “Pacientemente esperé a jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; puso mis pies sobre peña y enderezó mis pasos. Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios”. David paso por momentos muy difícil y él sabía que esperar en Dios no era tarea sencilla, sin embargo, esa paciencia le dejó grandes beneficios. Él experimento la presencia del Señor, le regalo la bendición de acompañarlo y sacarlo de la prueba de forma victoriosa.
El gran amor que Dios tiene por nosotros es inagotable y lo que él hace por nosotros nos muestra cuanto nos ama, su perdón, su misericordia, su protección, es un amor perfecto y lleno de verdades. Es tangible, es demostrado todos los días, pero es necesario que en medio de las crisis abramos nuestros ojos espirituales y observemos que él está allí sosteniéndonos.
Por Andreina Fersaca