“Me gustaría llegar a ser ingeniero civil, y poder así ayudar a reconstruir mi país”, dice Farouq, un jovencito sirio de 13 años que vive como refugiado en el Líbano. Pero después de varios años sin escuela, debido a la huida de su familia al Líbano para escapar de la guerra, ese sueño parece haberse vuelto más difícil de cumplir.
Sin embargo, gracias al apoyo y a las oraciones de gente como tú, y al trabajo de los colaboradores locales de Puertas Abiertas, hoy Farouq está yendo a una escuela evangélica en el este del Líbano.
“Antes de venir a la escuela pasaba todo el día sin nada que hacer. El hecho de no poder ir me hacía sentir enfadado. Mi asignatura favorita es matemáticas. Después de estos años sin escuela, ahora estoy muy feliz de haber podido volver. Creo que es muy importante que nos ayuden a descubrir qué es lo que queremos hacer con nuestras vidas. La escuela es muy importante para nuestro futuro”, dice.
La iglesia ha comenzado a dar clases en el sótano del edificio a unos 270 niños. Además de eso, ha logrado llegar a más chicos mediante la apertura de dos centros comunitarios cerca de los campos de refugiados en donde están recibiendo educación 160 y 120 niños, respectivamente. Y todos son bienvenidos, sin importar la fe que profesen.
Haleh*, una estudiante de once años, de la ciudad de Alepo, dijo: “Me alegré mucho cuando mi madre me dijo que había sido aceptada. Me encanta estudiar árabe y matemáticas”.
Wafa*, de ocho años, solía vivir cerca de Homs: “Estaba aburrido”, dice, refiriéndose a su etapa anterior a la escuela, y continua: “Ahora ya soy capaz de leer en árabe, y me encanta la historia de Daniel en el foso de los leones”.
Un miembro de la iglesia nos dice: “muchos de los niños sirios llegaron al Líbano con cinco o seis años de edad, y no pudieron ir a la escuela hasta los diez u once años. Aquí nos tomamos la educación en serio. Algunos de los que dejan la escuela en 5º curso, acaban con muy buenas notas. Y aunque no podemos dar certificados legales, sí hemos llegado a un acuerdo con otra escuela: les pasamos a nuestros estudiantes que terminan 5º, para que allí sí puedan conseguir sus titulaciones oficiales”.
Hadil* es una profesora siria de la escuela evangélica: “Los hijos de mis paisanos necesitaban profesores. Todo lo que inculquemos en un chico tendrá un gran impacto en su vida. Espero, y creo realmente, que les estamos brindando un futuro mejor. También espero que puedan seguir recibiendo educación a largo plazo”.
Faizan*, otra de las profesoras dijo: “me encanta trabajar aquí. No solo se les enseña a leer y a escribir; el alcance es mucho mayor: además de enseñarles varias asignaturas (árabe, matemáticas, inglés, etc), los chicos aprenden a amar y a respetar al prójimo, a modelar un buen comportamiento, y métodos de trabajo que les aseguren un futuro de éxito”.
Además de impartir educación a 600 niños, Puertas Abiertas (por medio de sus colaboradores locales en Líbano) provee de alimentos y otras ayudas básicas a 700 familias sirias.
En Siria el conflicto bélico sigue en pie, y los cristianos están aún en el punto de mira de los grupos extremistas islámicos. El autoproclamado Estado Islámico (ISIS) ha dejado las zonas de Nínive y Mosul totalmente devastadas.
LLEVANDO ESPERANZA A ORIENTE MEDIO
Sin embargo, aunque parece increíble, hay cristianos que han decidido quedarse en estos países de Oriente Medio, el lugar de origen del cristianismo, porque creen que Dios los ha llamado a brillar como luz en la oscuridad. Jóvenes como Farouq desean volver a sus ciudades para ayudar a reconstruirlas.
Quedan apenas dos meses para que miembros de Puertas Abiertas se reúnan con el Secretario General de la ONU para pedirle que defienda los derechos de los cristianos en Oriente Medio. Hasta entonces, todavía Podemos seguir sumando miles de firmas a la PETICIÓN. Súmate firmando AQUÍ.
Fuente: Puertasabiertas.org