La vida en una constante transición

La palabra transición quieres decir cambio, tiene que ver con pasar de un modo a otro, y es así como debe ser nuestra vida en Dios. Se trata de un continuo cambio y de una maduración constante.

Como hijos de Dios debemos siempre estar activos, es decir en movimiento, lográndolo a través de la palabra y de las enseñanzas que nuestros Padre Celestial nos da día a tras día. Tenemos la responsabilidad de que cada una de esas experiencias y aprendizajes sean transmitidas a otros, de esta manera estamos evolucionando.

Existen muchos líderes que son pasivos, que están inactivos, sin crecimiento y sin visión, pero Dios quiere que cada uno de nosotros esté en movimiento. El Señor nos presenta momentos de actividad constante y si no entendemos sus señales perdemos la promoción, es decir Dios nos promueve para que pasemos de un lugar a otro. “Si dejamos de crecer como líderes, trancamos el desarrollo de otros”.

En el trabajo, universidad, iglesia, en la familia y en cualquier área de nuestras vidas debemos estar en actividad constante y en transición, esto nos permitirá una transición para madurar en alguna etapa necesaria para crecer.

No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta. Romanos 12:2

Este versículo nos enseña que deben renovarnos y estar constantemente cambiando lo que no le agrada a Dios, estar dispuestos a renovarnos como las águilas y formar en nosotros el carácter de Cristo. Parecernos a Jesús debe ser nuestra meta, para hacerlo es necesario ser transformados.

Por Andreina Fersaca