«Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.» Hebreos 4:12
Por la Palabra del Señor fue creado todo lo que existe, y por medio de ella hemos sido renacidos por la fe en Cristo, tal como dice la escritura en 1 Pedro 1:23: “siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre”.
Jesús es en sí mismo el mensaje de la verdad. Si lo aceptamos a Él, aceptamos su Palabra, si aceptamos su Palabra lo aceptamos a Él, tal como Él mismo nos enseña: “El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él.” (Juan 14:23). Es contradictorio por lo tanto decir que amo a Jesús pero no obedezco su Palabra.
Su Palabra me hace nacer de nuevo, me alimenta mucho más que el alimento físico (Mateo 4:4), sana y rescata mi vida (Salmo 107:20), dirige y renueva mi pensamiento (Salmo 119); así que puedo estar confiado y completamente seguro que si confío en lo que Él dice “así será”, pues su Palabra no solo es capaz de transformar lo más profundo de mi corazón al revelar mi estado real, sino también de transformar las circunstancias que rodean mi vida.
Estar atentos a su Palabra
Estudiemos y escudriñemos el mensaje que tiene el efecto radical de darnos vida en abundancia, desde nuestro interior hasta todo nuestro entorno.
Nuestra fe se sustenta en la Palabra, si queremos tener más fe, debemos con diligencia estudiar profundamente las escrituras y tener convicción total en ellas.
Es por medio de su Palabra que el Señor hará en nuestras vidas todo lo que se ha propuesto, Él diseña nuestra vida y también ejecuta la obra. Cada Palabra que sale de la boca del Señor es certeza, Él no miente, llega en el momento justo. Lo que hemos de obtener en nuestra vida es efecto de confiar en su Palabra, toda bendición, toda paz y seguridad, viene de su boca.
Así que escuchando y creyendo en su Palabra, hagamos lo que Dios nos indica por medio de ella; todos nuestros proyectos, anhelos y relaciones deben tener como base los principios de Dios.
Si estás pasando por un momento difícil, donde no encuentras solución aparente, aférrate con toda plenitud de confianza a una promesa de Dios, a una Palabra que viene de la boca de Dios y, con toda tranquilidad, puedes esperar en Él.
Por Andreina Fersaca