En muchos países del Sureste Asiático, como Vietnam, hay mayorías y minorías étnicas en cuyas tribus el objetivo de culto son los “espíritus”. Darle la espalda a estas creencias religiosas tradicionales podría interpretarse como traición y significar peligro. Es el caso de Thao Apao*, traicionado por su hermano y perseguido por su comunidad, pero redimido por el Señor.
“Mi hermano violó a mi nuera por creer en Jesús”
«Porque tanto amó Dios al mundo, que dió a su Hijo único, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, sino que tenga vida eterna» (Juan 3:16). Este es el versículo favorito de Thao Apao en la Biblia. Una promesa del Señor que afirma que Él no permite que sus hijos perezcan.
Lo ocurrido en la vida de la familia de Thao Apao no es fácil de digerir. La persecución llegó a tal punto que su propio hermano violó a su nuera. ¿Cómo responde uno ante una situación así? A veces nuestras respuestas no glorifican a Dios, pero Thao Apao es diferente. El trabajo del Señor en su vida es evidente y él continúa viviéndolo cada día.
Nacido de padres de la etnia Hmong, Thao Apao y su familia solían adorar a los espíritus para pedirles suerte, protección, buena salud y muchas otras cosas. La persona de Cristo era algo difícil de entender para él. Pero cuando decidió recibirle como su Señor y Salvador, las cosas cambiaron tanto para él como para su familia.
En abril de 2016, a través de Vang Atu*, el primer creyente cristiano de su pueblo, Thao entregó su vida a Jesús y decidió seguirle sin importar el precio de su decisión. El día después, temprano por la mañana, Thao Apao se dirigió junto a su hijo mayor a una reunión de oración en la casa de Vang Atu. De camino pasaron por la casa de su hermano menor para invitarlo, pero su hermano rechazó ir y se enfureció al descubrir que Thao Apao, su hijo y su nuera le estaban dando la espalda a sus creencias animistas, sustituyéndolas por su nueva fe en Cristo. No solo eso, sino que además los denunció ante las autoridades locales. Al llegar a casa, les estaban esperando los vecinos y las autoridades, todos muy enfadados y preparados para atacarlos. «Mi hermano fue quien dirigió a la mafia: me ataron con una cuerda, parte de la cual usaron para golpearme duramente hasta seis veces. Después, me llevaron al salón comunal del pueblo y me obligaron a firmar un documento de renuncia de mi fe».
Pero el Señor quiso que Thao Apao supiera que no estaba solo. «Entre el grupo de personas que me trajo al pasillo, una persona me tiró de los brazos y me arrastró hacia el centro del pasillo mientras mis manos seguían atadas. Pero una mujer que también estaba detrás de mí y a quien no logré reconocer, me susurró: ‘No pierdas la esperanza en el Señor’. Eso me animó a no firmar el document”, recuerda Thao Apao.
El secretario del pueblo le amenazó gritándole que si no estaba de acuerdo, informaría a funcionarios superiores del Gobierno y él y su familia serían expulsados del pueblo. La respuesta de Thao Apao fue igual de contundente: «Creo en el Evangelio y en que lo que estoy haciendo es lo correcto. Nunca abandonaré mi fe en Jesús, nunca abandonaré mi fe porque Dios es mi Salvación y Él ya me ha redimido”. Mientras buscaban un lugar para mudarse, Thao Apao y su familia recibieron diariamente insultos y burlas de familiares y vecinos por no negar a Jesús. Por su parte, la ira de su hermano seguía sin aplacarse.
Con los ojos llorosos y con gran dolor, Thao Apao recuerda: «Mi hermano violó a mi nuera porque creemos en Jesús. Lo hizo porque quiere que estemos enfadados con él, que peleemos contra él y que neguemos a Jesús».
Solo fue gracias a la gracia de Dios justificada por la sangre de Jesús en la Cruz que Thao Apao pudo descargarse de todo el odio e ira que le generó toda esta persecución: «Mi hijo, mi nuera y yo no respondimos. Le perdonamos y decidimos abandonar nuestro pueblo». Y según nos cuenta, a pesar de la hostilidad de su hermano hacia él y su familia, y a pesar de todo el dolor, no deja que el resentimiento encuentre un lugar en su vida.
Cómo Puertas Abiertas contactó y ayudó a Thao Apao
Semanas después de los incidentes, al saber de la existencia de una iglesia en una provincia de la parte central de Vietnam que podía ayudarlos, Thao Apao y su esposa, su hijo mayor y su esposa, y sus otros tres hijos, junto con la familia de Vang Atu se mudaron a esta provincia.
El pastor Trang*, cuya iglesia fue una de las beneficiarias de la distribución de biblias para niños de Puertas Abiertas en 2015, se enteró de todo y les puso en contacto con Puertas Abiertas. Y en julio de ese mismo año, gracias a la oración y apoyo de personas como tú, Puertas Abiertas pudo proporcionarles una casa a ambas familias en la aldea del Pastor Trang.
Seguimos pidiendo oración por Thao Apao y su familia:
Para que su actitud ante la adversidad y el dolor continúe inspirando a otros.
Para que el hermano de Thao Apao que les causó tanto daño pueda un día experimentar también la gracia y el perdón del Señor.
Por la comunidad cristiana de la aldea del Pastor Trang, que los aceptó. Qué Dios les dé bendiciones multiplicadas.
*Nombres cambiados por razones de seguridad
Fuente: puertasabiertas.org