La esencia del verdadero discipulado

Irma Aranguren habló sobre el libro «El verdadero discipulado» que escribió junto a su esposo Luis y que fue publicado por Mundo Hispano. La nutrida charla apunta a un denominador común: vivir la experiencia de ser discípulos de Cristo.

A cada paso la autora deja en claro que “para Jesús el discipular significaba acompañar, enseñar, estimular, modelar, amar, desafiar y entregar la vida”.

– ¿Por qué escribieron junto a su esposo un libro sobre discipulado?
– Realmente todo empezó cuando empezamos a viajar por Latinoamérica y Europa enseñando a pastores, a iglesias de todas las denominaciones y vimos la gran necesidad que había de abordar este tema de manera profunda. El concepto de discipulado era tan diferente a lo que Cristo nos mostró…

– ¿Y cuál es esa gran diferencia?
– Si nosotros observamos en el evangelio a Cristo, podemos ver que él tenía diferentes formas de discípular. La primera era la forma en la que se presentaba ante las multitudes, que es como ahora los pastores se presentan y predican. La segunda es cuando enseñaba. Por ejemplo en la Sinagoga a grupos medianos. Lo usamos, sí, en nuestros estudios bíblicos. Pero la que hizo con los discípulos fue algo tan especial. Fue una vivencia, una experiencia donde Cristo les enseñaba, les modelaba a como hacer aquello que él mismo les enseñaba. Y ese modelo referencia no lo veíamos en las iglesias. Veíamos las otras dos formas, pero no esta tan personal de la vivencia, la transparencia como lo fue entre los doce. Es lo que creemos que se necesita en la iglesia y a ello apunta nuestro libro.

– ¿Usted cree que el desinterés por crecer en el discipulado vive de las personas en general o del liderazgo?
– Ambas. Yo creo que las personas son cómodas debido al pecado. Entonces no tenemos las prioridades como deberíamos tenerlas, aún como cristianos. Por otro lado, el liderazgo a veces se entretiene en cosas que no son aquellas que Cristo quería que hiciéramos. Cuando el Señor dijo “hacer discípulos a todas las naciones” nos tiene que llevar a preguntarnos “¿soy yo un discípulo de Cristo?”… “¿A cuántos he hecho discípulo de él?”… Un árbol de manzanas da manzanas. Un cristiano, un discípulo de Cristo debe de dar discípulos.

– ¿Y qué es un discípulo?
– Es aquel que hace lo que el Maestro le pide hacer. Es obediente.

– ¿Cómo son los métodos? ¿Hay un método único y universal para discipular a otros?
– La forma universal sería imitar a Cristo. Si nos ponemos a pensar en aquellos tiempos no habían tantas cosas como tenemos ahora. Osea que actualmente tenemos más métodos que podemos usar. Podemos evangelizar en persona, por skype usando la tecnología y de esa manera alcanzar a personas que nos es difícil llegar personalmente.

– Entonces usted cree que la tecnología no interfiere sino que acerca a las personas en el discipulado ¿es esto así?
– Exactamente. Podemos usar la tecnología para alcanzar a los que no podemos visitar personalmente. Hay muchas personas que están enfermas y quizás no pueden acudir a la iglesia. Pero ahora tenemos diversas formas de llegar a ellas si no podemos hacerlo en persona. Y alentar grupos fuera y dentro de la iglesia que viven una experiencia con Jesús, una experiencia discipular.

– Entiendo, ¿entra aquí la denominada iglesia electrónica?
– Sí.

– Entonces ¿puede ser una iglesia efectiva en el discipulado?
– Yo creo que sí. Lo importante es vivirlo en grupo, poder compartir la misma experiencia de conocer y ser modelados según es Cristo. Esto es no sólo aprender la Palabra de Dios, sino también vivirla juntos. Por eso si la tecnología nos acerca, podemos tenerla como una herramienta más para el ministerio para fomentar esa experiencia que cada uno tendrá con Cristo.

Luis Aranguren comenzó su ministerio en 1989 en la Primera Iglesia Bautista de Coral Park en Miami, primero como voluntario en el ministerio discipular y luego como pastor asociado. En 1996 fue llamado a servir con LifeWay en Nashville, donde estuvo once años antes de regresar a Coral Park como pastor principal.

El servicio ministerial de Irma A. Aranguren es paralelo al de su esposo: en Coral Park sirvió como directora del ministerio discipular y de la Escuela Dominical; en LifeWay fue escritora y consultora-conferencista; a su regreso a Miami se desempeñó como directora del ministerio de formación espiritual.

Fuente: Noti-Prensa.

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