La bendición de Dios trae consigo riquezas a sus hijos

La Palabra de Dios refiere en Proverbios 10:22 “La bendición del Señor es la que enriquece, y El no añade tristeza con ella”. En la mayoría de los casos la preocupación de las personas se basa en la provisión, tiene que ver en el ingreso, los gastos, los planes y metas que implican dinero; pero el problema radica en que la atención es dirigida en la realidad de no tener la suficiente riqueza y no en el dador de todas las cosas.

Cuando nosotros desviamos la mirada de Dios se nos hace cuesta arriba lograr lo cumplir nuestras metas. Muchos ponen su corazón en el dinero y no en la fuente que es nuestro Padre Celestial. La Palabra de Dios es enfática en manifestar que no se puede servir a Dios y a las riquezas, quiere decir que no se pueden tener dos formas de guiarse en la vida, o confiamos en que Dios nos provee todo, y usamos el dinero como una bendición del cielo, o solo nos dedicamos a confiar en el dinero situándolo en el lugar de Dios.

Si somos guiados por el dinero iremos solo donde haya más dinero, sin importar si Dios nos envía esa provisión. Lo grave de esto es que cuando no encontremos la riqueza donde la buscamos nos desequilibramos y perdemos el rumbo, llegando a un estado depresivo por falta de riqueza. Codiciar es desear lo que otros tienen, es de alguna manera, querer quitarle la bendición a los demás.

En este tema de la provisión es fundamental nombrar la fe, es decir tener la certeza de que la bendición está preparada para los que confiamos en Dios. Es tener la convicción de que el Señor es el proveedor y que el dinero es solo una herramienta. La prosperidad llega cuando obedecemos a Dios y nos esforzamos esperando nuestra propia bendición.

“Y mi Dios proveerá a todas vuestras necesidades, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”. Filipenses 4:19

Manténganse libres del amor al dinero, y conténtense con lo que tienen, porque Dios ha dicho: «Nunca te dejaré; jamás te abandonaré.» Hebreos 13:5

Por Andreina Fersaca