Con el fin de profundizar de donde viene la costumbre y resignificarla en palabras y conceptos actuales, Justo L. Gonzalez escribió esta obra literaria donde refleja un proceso que inicia y culmina en Jesús. “La iglesia cristiana nació como parte y resultado de una serie de acontecimientos sin los cuales la fe no tiene fundamento. La encarnación de Dios en Jesucristo, el ministerio de Jesús, su crucifixión, muerte, resurrección y ascensión son pilares históricos sobre los cuales se levanta el pueblo de Dios. De igual manera, aquel día de Pentecostés en que el Espíritu Santo se derramó sobre la iglesia es punto de partida inevitable para la iglesia cristiana. Sin ellos, no hay ni iglesia ni fe cristiana. Todo eso es el pasado que tenemos que hacer presente para vivir la fe a plenitud”, sostuvo el historiador, teólogo y escritor de origen cubano.
De la mano de Editorial Mundo Hispano, el autor camina por los senderos del origen de la Pascua, su vinculación con la pascua judía y la cristianización de la costumbre hebrea. La discusión de las fechas, el concilio de Nicea, los diferentes calendarios y toda un desarrollo histórico, cultural y espiritual que enmarcan el momento histórico de mayor trascendencia de la humanidad. El autor propone ayudar a entender que, a pesar de las diferencias y siglos que nos separan con la iglesia primitiva, la manera en que ellos celebraban la Semana Santa forma parte de nuestra herencia. Sin ellos y sin su testimonio, y el de las siguientes generaciones, jamás hubiéramos escuchado las buenas nuevas de Jesucristo.
“Si buena parte del culto y de la vida cristiana son recuerdo, eco y reflejo de aquellos acontecimientos de hace dos milenios, también el futuro que esperamos y proclamamos es parte esencial de la fe cristiana. No que podamos saber ‘los tiempos o las ocasiones que el Padre puso en su sola potestad’ (Hechos 1:7). Pero sí sabemos algo de ese futuro que esperamos, porque ya lo hemos visto en la persona de Jesucristo, quien no solo vino, sino que también ha de venir; y lo hemos visto y experimentado en la nueva vida que es producto de la presencia del Espíritu Santo, quien no solamente nos conecta con el pasado de nuestra fe, sino también con su futuro, con su esperanza”, aseguró el autor.
Toda esta investigación da cuenta de una identidad que en palabras de Justo L. Gonzalez “es por la importancia de esos tiempos [de aquellos que dan origen a la celebración pascual] que nuestros tiempos de hoy son también importantes para nuestra vida cristiana”.
Cómo se designó la denominada Semana Santa en el calendario greco-romano y en la actualidad, junto con la Cuaresma, el tradicional domingo de ramos y domingo de resurrección, la importancia de recordarlos y hasta la implicancia de la venida del Espíritu Santo en Pentecostés. Sin embargo, el autor remarca que no se propone “contar cómo fue que llegamos desde aquellos tiempos antiguos hasta el presente”.
Sino más bien en describir que en el recorrer “el camino entre lo uno y otro ha habido muchos desvaríos, pompas vacías, boato vano. Todo eso hemos de rechazarlo. Pero no permitamos que esos desvaríos, pompas y boato nos oculten la belleza de aquellas antiguas prácticas cristianas. Lo que me propongo al volver a ellas no es sencillamente invitar a los creyentes de hoy a imitarlas. Me propongo más bien desafiarles a entender los profundos significados de algunos de aquellos ritos y considerar cómo esos significados pueden expresarse y experimentarse hoy no solamente con palabras, sino también con acciones que nos pongan una vez más en contacto íntimo con los orígenes de nuestra fe”.
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Fuente: Noti prensa