Era un día lluvioso en Williamsburg, Virgina Estados Unidos; por las calles de este lugar, muy cerca de la secundaria Warhill High School, se trasladaba en un automóvil Juan Spence Butler, estaba de copiloto y su amigo manejaba en alta velocidad, lo que trajo como consecuencia que perdiera el control del auto.
Luego de que se estrellaran contra un poste lo que ocurrió a continuación fue catastrófico. “No podía creerlo. Primero me estrellé contra la azotea del techo solar, aterricé en la calzada y el auto aún se tambaleó, se apoya en mí y aplasta mi cuerpo y mi cráneo”, fueron las palabras de Juan Spence, quien luego de este incidente fue traslado al hospital MCV en Richmond, Virginia.
Diagnostico Médico
Juan de 17 años de edad, llegó al hospital casi moribundo sin esperanzas de vida. Los doctores alegaron que la presión y la hinchazón en su cerebro eran tan fuertes que se tuvo que quitar una parte de su cráneo.
Sufrió una lesión cerebral traumática y tenía soporte vital. Los médicos le dieron solo un cinco por ciento de probabilidades de sobrevivir y si lo lograba quedaría en forma vegetativa.
Mientras los profesionales de la medicina estudiaban y analizaban el caso de Spence, en el mundo espiritual se libraba una batalla que sólo Dios sabía, el joven se convirtió en un guerrero.
Una batalla y la victoria
“Hubo un demonio que se cruzó en el aire y vino hacia mí, pero también había un ángel dorado con una armadura, tenían una espada; el ángel, mató al demonio y desapareció”, describió Juan.
Justo después de que él tuviera esta visión, cuando se encontraba internado en el hospital, comenzó a mostrar signos de progreso. Comenzó a mover los dedos de manos y pies. Luego pudo pararse e incluso caminar; todo lo que los médicos dijeron que nunca sucedería, este luchador lo hizo.
Actualmente el médico que dijo a los familiares y colegas que Juan tenía cinco por ciento de probabilidades de vida, ahora alaba al Señor.
La oración y la fe mueven el corazón de Dios
Elizabeth Butler, madre de Juan, se encontraba en su vivienda justo cuando su hijo tuvo el accidente automovilístico. Antes de que sucediera el trágico momento, ella cuenta que sintió la necesidad de orar intensamente por él sin saber qué estaba pasando.
En medio del clamor, ella escuchó una voz que le dijo: “Él vivirá y no morirá”, la mujer dijo: ‘Señor Dios, ¿qué está pasando ahora, qué está pasando con mi hijo?’, luego recibió una llamada telefónica que le informaba que Juan había tenido un accidente, su oración fue más intensa y sin parar mientras se dirigía al hospital.
Estando en la unidad de salud y al escuchar el diagnostico médico, Elizabeth reaccionó y no titubeo en decir: “Te respeto como profesional, sin embargo, no tienes la última palabra con respecto a nuestro hijo. Dios tiene la última palabra, y vamos a esperar que es lo que hará Dios porque no creo que ese sea el destino de nuestro hijo”.
Los Padres de Juan Butler son pastores, un hombre y una mujer de fe; cuando supieron del accidente se aferraron a Dios, llamaron a familiares y amigos y orando en común acuerdo clamaban al Señor por la recuperación de su hijo.
“Lloramos y lo mantuvimos unido, pero continuamos hablando palabras de fe y no titubeamos”, dijo su padre, Alex. En medio de la oración la misma voz que escuchó su madre antes del accidente de Juan, continuaban sintiéndola en su corazón.
“Fui al oído de mi hijo y le dije: No morirás, vivirás para proclamar las obras del Señor”, dijo Alex.
Milagro y testimonio de vida
El accidente ocurrió un 22 de mayo del año 2017 y el 25 de julio de ese mismo año, después de 64 días en el Centro Médico, Juan Spence, quien era una estrella del baloncesto, llegó a su vivienda, donde lo esperaban familiares y amigos.
«Antes del accidente no hablé con Dios en absoluto, aunque mis padres eran pastores. Realmente no pensé que Dios fuera nada porque realmente pensé que la Biblia era solo un libro con muchas palabras», dijo. «Realmente no pensé que lo necesitaba, pero ahora lo necesito con todo. Confío en el Señor con todo mi corazón y no en mi propia comprensión».
Para este joven no ha sido fácil la recuperación, manifestó que ha sido muy duro y lloraba constantemente, incluso casi un año después, luego de tres cirugías cerebrales, Juan ha vuelto a la escuela y está en el último año de la escuela secundaria.
A pesar que todavía no tiene un movimiento voluntario en su brazo izquierdo y parálisis en el lado izquierdo de su rostro, está más que agradecido de estar vivo.
“Dios tenía un plan para mí”
Si quieres saber más de Juan, ver las fotografías de su recuperación y todo lo que es capaz de hacer después de un año, búscalo en sus redes sociales en Facebook Juan Spence, él se ha convertido en testimonio vivo de los milagros de Dios y en una fuente de inspiración para muchos.
Por Andreina Fersaca