Jesucristo es experto en milagros creativos

Jesús caminó sanando a los enfermos, perdonando al pecador, restaurando al caído, trayendo libertad al cautivo; el poder sobrenatural del Espíritu Santo estaba con él. Éste ministerio lo delegó el Señor Jesús a su iglesia, por eso también fue enviado el Espíritu Santo.

La Biblia nos enseña que nuestra fe será probada, Jesús dijo a Felipe: ¿De dónde compraremos pan para que coman éstos? Pero esto decía para probarle; porque él sabía lo que había de hacer, Jn. 6:5-6.

La respuesta de Felipe refleja la impotencia de la incredulidad, pese que estaba con Jesús, el hacedor de milagros.

Las acciones de fe, aunque no sean de gran tamaño, son de gran valor para Dios “Uno de sus discípulos, Andrés, hermano de Simón Pedro, le dijo: Aquí está un muchacho, que tiene cinco panes de cebada y dos pececillos” Jn. 6:8-9. Cuando estamos agradecidos con Dios, el punto adverso no es tan difícil, Andrés trae a Jesús cinco panes y dos peces, es muy poco, pero hizo algo, operó el poder de la fe.

Aunque Andrés veía insignificante lo que había a la mano, los trajo a Jesús, y es allí donde el Señor comienza a obrar. La orden de Jesús pudo haber parecido ilógico en el momento: “Haced recostar la gente”, pero los discípulos obedecen y se convierten en testigos y actores de un milagro.

Jesús poderoso y grande

Jesús agradeció la provisión del momento, tomándola como una señal de la abundancia que vendría “y se recostaron como en número de cinco mil varones. Y tomó Jesús aquellos panes, y habiendo dado gracias, los repartió entre los discípulos, y los discípulos entre los que estaban recostados; asimismo de los peces, cuanto querían”, Jn. 6:11. En la Escritura con frecuencia vemos pequeñas muestras de cosas grandes que vendrán, por ejemplo, la pequeña nube de Elías cuando iba a llover; un ramo de uvas cuando los espías regresaron de la tierra de la abundancia; las primicias de la resurrección: Cristo Jesús.

Es necesario ver cómo Dios ve, los israelitas en el desierto sólo veían montañas de arena y por eso se quejaban, y no lograban ver más adelante: la tierra de la abundancia. Esos panes son símbolo de la provisión de Dios, de su protección y cuidado. Jesús tiene el poder de transformar el hambre en saciedad.

Por Andreina Fersaca