Israel y los Emiratos Árabes Unidos alcanzan un acuerdo para normalizar relaciones

Israel

Por Sal Emergui

Los rumores extendidos a media tarde de este jueves, cuando el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, se ausentó unos minutos del gabinete de la gestión del coronavirus («es algo muy importante», se excusó) no tardaron en confirmarse en el sorprendente tuit del presidente estadounidense, Donald Trump: «Gran avance hoy! Un acuerdo histórico de paz entre dos grandes amigos, Israel y Emiratos Árabes Unidos». La primera reacción de Netanyahu fue retuitear el mensaje señalando en hebreo que «es un día histórico».

De esta forma y a través de un nuevo anuncio de Trump en la Casa Blanca donde se reunió esta tarde su equipo asesor centrado en Oriente Próximo, los Emiratos Árabes Unidos inician el camino oficial y público para convertirse en el tercer país árabe en firmar la paz con el Estado judío tras Egipto (1979) y Jordania (1994). Hace unos días, el jefe del Mosad Yossi Cohen viajó al bloque que engloba siete emiratos árabes para concretar el acuerdo que se completó este jueves en una conversación telefónica a tres bandas entre Trump, Netanyahu y el príncipe heredero de Abu Dhabi, emirato que lidera Emiratos Árabes Unidos, Mohamed bin Zayed Al Nahyan. Bahrein podría ser el siguiente país árabe en estrechar la mano de forma pública con Israel.

«Es un momento histórico. La paz aleja la guerra. Es la paz a cambio de la paz», ha declarado Netanyahu en una intervención televisiva este jueves, en la que ha recordado los acuerdos de paz con Egipto y Jordania y su «intensa gestión para cultivar el desarrollo de relaciones con el mundo árabe». Asimismo reveló la inauguración de vuelos entre Abu Dhabi y Tel Aviv y el intercambio de embajadores.

A cambio de la normalización de las relaciones con el país árabe, Netanyahu renuncia a una de sus grandes promesas electorales: la anexión de hasta el 30% de los asentamientos judíos y el Valle del Jordán en la Ribera Occidental (Cisjordania) ocupada en la Guerra del 67. Mientras Mohamed bin Zayed presume y justifica su paso señalando que «el acuerdo frena la futura anexión de territorios palestinos», Netanyahu matiza que intentará promover el plan de anexión en el futuro «siempre en coordinación con EEUU». Una aclaración destinada a aplacar las feroces críticas en el seno del Likud, en la derecha y en especial de líderes en los asentamientos que le acusa de «engaño» y de «desperdiciar una oportunidad histórica».

El solemne anuncio convierte la relación de dos amantes en un matrimonio público ya que desde hace años Israel y Emiratos Árabes Unidos mantienen una estrecha cooperación en diversas materias. La última, oficializada hace un mes, en la lucha conjunta contra el coronavirus. Los contactos secretos entre el Estado judío y países suníes del Golfo Pérsico -encabezados por Arabia Saudí- no solo se centran en aspectos tecnológicos y económicos sino sobre todo en una alianza estratégica ante el enemigo común, Irán.

Netanyahu, al frente de un heterogéneo Gobierno de unidad salido de las elecciones del pasado 2 de marzo, puede presumir de un enorme logro diplomático aunque debe pagar una factura política muy elevada ya que entre sus bases prefieren la soberanía sobre los asentamientos a un acuerdo con un acto regional con el que ya han contactos fructíferos.

Cabe recordar que Netanyahu había anunciado el 1 de julio como «fecha histórica para arrancar el proceso de la aplicación de la soberanía sobre nuestras comunidades en Judea y Samaria». Pero la crisis causada por la segunda ola del Covid-19, la falta de acuerdo con el líder centrista y ministro de Defensa, Benny Gantz, al respecto por temor a la ruptura de las relaciones con Jordania y la ausencia de la luz verde de Estados Unidos que temía que el paso podía enterrar la segunda parte -al menos teórica- de su llamado «Acuerdo del siglo»: la creación de un Estado palestino en condiciones más favorables a los intereses de Israel.

La oposición de la comunidad internacional -liderada por ONU, la Unión Europea y Jordania- contribuyó a frenar la intención de Netanyahu. En un gesto extraordinario, el embajador de los Emiratos Árabes Unidos en Washington, Youssef Al Otaiba, publicó un artículo en la portada del diario israelí ‘Yediot Ajaronot’ en el que mostraba su disposición a llevar las relaciones bilaterales a una nueva dimensión si el Gobierno renunciaba a la anexión. En su opinión, un plan que entierra las posibilidades de un acuerdo de paz entre israelíes y palestinos basado en la fórmula de dos Estados con Jerusalén Este como capital oriental.

En señal de protesta y aviso a la anexión, el presidente palestino, Abu Mazen, anunció a finales de mayo el cese de los contactos con Israel incluyendo la cooperación en materia de seguridad. Esta tarde, el liderazgo palestino expresó su malestar por «el regalo a Israel» basándose en la doctrina que ningún país árabe normalizaría sus relaciones sin la creación de un Estado palestino en un acuerdo de paz.

No solo la izquierda israelí criticaba el plan de anexión de Netanyahu, sino también la derecha más militante («El Plan Trump da luz verde a la creación de un estado palestino en el corazón de la Tierra de Israel») y ex altos cargos de los organismos de seguridad. Ex jefes del Gobierno (Ehud Olmert y Ehud Barak), del Mosad (Efraim Halevy y Tamir Pardo), Ejército (Dan Jalutz) y servicio secreto interno (Ami Ayalon, Yoram Cohen) advirtieron que un movimiento unilateral de este tamaño sería un peligro real para la seguridad nacional israelí. «La anexión es un paso temerario que no otorga ninguna ventaja desde el punto de vista de seguridad y económico a Israel», dijo el ex general Yair Golan a ELMUNDO.es.

Regresando al anuncio bilateral, delegaciones de ambos países se reunirán en los próximas semanas para firmar acuerdos en áreas como inversiones económicas, turismo, vuelos directos, seguridad y tecnología. Sus principales líderes tienen previsto reunirse en las próximas semanas en la Casa Blanca para escenificar un acuerdo que supone también una importante ayuda de ambos a Trump a pocos meses de las elecciones.

Fuente: Unidos por Israel