Diez años atrás, el doctor Michael Har-Noy desarrolló un tratamiento de inmunoterapia con la esperanza de curar el cáncer y en ese momento reconoció que la batalla contra la temida enfermedad estaba perdida.
Hoy, Immunovative Therapies, la compañía de Har-Noy, está cada vez más cerca de lograrlo.
Durante la última década, la empresa realizó decenas de ensayos clínicos, abrió sucursales en California, Arizona y Tailandia y recaudo 35 millones de dólares. Sin embargo, la mayor inversión vino a través de Jim Allison, pionero en inmunoterapia y ganador del Premio Nobel de Fisiología 2018.
El trabajo de Allison demostró la eficacia de la inmunoterapia y eso benefició a la empresa de Har-Noy. “Años atrás no podríamos haber conseguido un capital de riesgo para abrir un plan de negocios si incluíamos la palabra ‘inmunoterapia’. Hubieran dicho: ‘Eso no funciona contra el cáncer’. Hoy cualquier empresa con un nombre como el nuestro puede recaudar fondos”, explicó Har-Noy a ISRAEL21c.
Un dato más: la consultora Transparency Market Research vaticina que en 2024 el valor de mercado mundial de los medicamentos de inmunoterapia contra el cáncer alcanzarán los 124 mil millones de dólares.
¿Se justifica la emoción? Después de todo, la ciencia está llena de enfoques prometedores que no dan con el resultado deseado. En el caso de la inmunoterapia, la respuesta parece ser buena porque es el único modo actual de tratamiento que realmente podría curar el cáncer. Así lo cree Har-Noy.
A diferencia de la quimioterapia, que como su nombre lo indica utiliza sustancias químicas nocivas para matar las células cancerosas (junto con muchas otras sanas), la inmunoterapia prepara al propio sistema inmunológico del cuerpo para que haga el trabajo pesado.
Además, si bien la quimioterapia es a menudo efectiva, no siempre es permanente. Si una sola célula cancerígena sobrevive, esta puede expandirse y comenzar nuevamente el proceso de formación de tumores.
El objetivo de la inmunoterapia es “entrenar” al sistema inmunológico para que persiga y destruya hasta la última célula cancerígena, incluidas aquellas en tumores metastásicos resistentes a la quimioterapia.
“Sin embargo, los medicamentos de inmunoterapia actuales sólo funcionan en el 20 por ciento de los pacientes y siguen siendo tóxicos. Eso significa que el 80 por ciento de los que se tratan no obtienen los beneficios clínicos pero sí su toxicidad”, dijo Har-Noy.
La inmunoterapia tampoco funciona en algunos tipos de cáncer, incluido el colorrectal, que se encuentra entre los tres terminales a nivel mundial. Esa es una de las razones por las que Immunovative se centra primero en tratar el cáncer de intestino, colon e hígado.
“Hoy hay pocos medicamentos para tratar el cáncer colorrectal y los que existen son relativamente ineficaces. Sólo alargan la vida por meses y no por años”, explicó Har-Noy.
Células inmunes de un donante sano.
El proceso de Inmunovative comienza con la recolección de células inmunes de un donante sano. En esa instancia, no es necesario “emparejarlas” con las del receptor.
Los técnicos de la compañía purifican y cultivan las células T sanas del donante en un biorreactor, lo que hace que se multipliquen y se activen sin ningún tipo de ingeniería genética o manipulación. Immunovation tiene una patente sobre las nuevas células inmunes, que se llama AlloStim.
Las células AlloStim se inyectan en el paciente con cáncer. Mientras que el cuerpo rechazará estas células extrañas, las inyecciones siguientes harán que el paciente desarrolle inmunidad contra las células nuevas y genere más de un tipo particular de células inmunes llamadas “memory Th1″, que normalmente no existen en pacientes con cáncer.
El último paso es una inyección de AlloStim por vía intravenosa. La abundancia de células Th1 en el cuerpo se dirige a los tumores y, junto con las células “eliminadoras naturales” existentes, comienza a disminuir los tumores. A medida que se inyecta más AlloStim, el cuerpo crea sus propias células inmunes Th1 específicas contra los tumores. Es algo así como una vacuna contra el cáncer.
El proceso AlloStim también “enseña” al sistema inmunológico a buscar tumores cancerígenos similares por todo el cuerpo. Esto significa que entrará en acción en cualquier momento en que detecte el mismo tipo de cáncer, incluso años después del tratamiento.
“Si bien el ensayo clínico es pequeño, los resultados son muy prometedores”, comentó Har-Noy
Un donante puede producir suficientes células como para tratar hasta 1.000 pacientes, haciendo que el medicamento sea accesible incluso para personas de bajos recursos.
Además de AlloStim, Har-Noy y su equipo están trabajando en una vacuna contra el cáncer llamada CryoVax que combina AlloStim con crioablación (un proceso en el que se mata un tumor dentro del cuerpo por congelación) para los tumores que resisten el tratamiento inicial. En este caso se trata de un antídoto personalizado contra el cáncer llamada AlloVax.
Además del cáncer, el tratamiento con Immunovative se encuentra a prueba en cinco pacientes VIH positivos. “Si bien el ensayo clínico es pequeño, los resultados son muy prometedores”, comentó Har-Noy.
No generar más daño
Har-Noy comenzó a interesarse por la inmunología del cáncer cuando estudiaba medicina. Allí vio a pacientes que recibían quimioterapia y a médicos que dedicaban gran parte de su tiempo a tratar los efectos secundarios. Ver a los pacientes sufrir tanto no cuadraba con su comprensión del juramento hipocrático de los médicos de “no hacer daño”.
La ciencia entiende cómo funciona el sistema inmunológico con ciertos virus y bacterias. “Pensé que si podíamos aprovechar esto y controlar enfermedades, por qué no hacerlo con el cáncer. Finalmente, esto se convirtió en el trabajo de mi vida”, manifestó el científico.
Har-Noy emigró a Israel en 2003 y lanzó Immunovative en 2004 en el Centro Médico Hadassah de Jerusalén. Una subvención de 300.000 le permitió hacer ensayos con monos.
En 2009, la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA) le concedió permiso a Immunovative para comenzar los ensayos en humanos. De los 42 pacientes que participaron de un ensayo clínico de San Diego, 11 sobrevivieron durante un año, nueve seguían con vida después de dos años y cuatro todavía están con nosotros después de cuatro años.
“Estos pacientes tenían una expectativa de vida de 60 días. Los datos fueron bastante sorprendentes”, señaló Har-Noy. “.
Immunovative tiene hoy instalaciones en Phoenix. Har-Noy divide su tiempo entre Jerusalén, donde la compañía cuenta con 25 trabajadores, Phoenix (12 empleados) y Tailandia (ocho empleados).
La empresa tiene 200 personas inscritas en ensayos clínicos. En 2019, buscará recaudar hasta 30 millones de dólares para iniciar los estudios de la fase III, contratar a un equipo de administración farmacéutica profesional y desarrollar un sistema de producción automatizado.
Fuente: Unidos por Israel