En el marco del 70 aniversario, la Agencia AJN visitó el laboratorio del Departamento de Ingeniería Química y Biotecnología de la Universidad de Ariel, donde se analiza el vino y las investigaciones arqueológicas que dieron paso a la industria vinícola israelí de hoy en día.
“En todo país donde hay vino, hay una historia, y este es el vino de Jesús y del Rey David”, aseguró Elyashiv Drori, encargado del Departamento y de este emprendimiento junto al Keren Kayemet.
Hace menos de una década, cuando Drori notó la inusual presencia de viñedos que crecían silvestres cerca de su casa, identificó más de cien variedades autóctonas. De esta manera, pudo producir los vinos que se consumían hace miles de años en la Tierra de Israel, a diferencia de las variedades que llegaron desde Europa.
La historia del vino en Israel tiene una larga trayectoria que refleja también períodos históricos del territorio que hoy es el Estado de Israel. La bebida, tal como la conocemos hoy, no es la misma que se tomaba en la época del Rey David o de Jesús. No obstante, recientemente un trabajo de investigación, arqueología y biotecnología posibilitó a científicos de la Universidad de Ariel revivir los mismos vinos que se bebían en épocas anteriores.
Hace 150 años, el Barón Rotschild comenzó nuevamente la industria vinícola en Israel. Él era rico, dueño de dos de los mejores viñedos del mundo y envió sus especialistas a Israel para intentar crear la industria de vino. “Aquí estaban los colonos, y qué iban a hacer además de leer la Torah, tenían que trabajar, por eso decidieron crear viñedos. Cuando los hombres de Rotschild llegaron vieron que era un desastre, que no había historia en esta rama. Porque los musulmanes no pueden hacer ni beber vino y por esto destruyeron todos los viñedos”, relató Drori.
En los años 900 comenzaron a gobernar la zona y en un momento determinado destruyeron toda la industria. Cuando llegó Rotschild, sus especialistas vieron que no había nada de dónde se podía empezar.
De esta manera, el Barón Rotschild llevó de Europa variedades que sabía que eran buenas, como el Cavernet Sauvignon, Merlot y comenzó a hacer vino. Esta industria, con su ADN, sigue hasta el día de hoy.
“Los musulmanes no pueden hacer ni beber vino y por esto destruyeron todos los viñedos.”
“Seis años atrás llegamos a la conclusión de que no se puede continuar así, contando historias del Tanaj (Biblia). Entonces empezamos a buscar zona por zona, especialmente en zonas de ríos o aldeas abandonadas. Lugares donde teníamos rastros o información y, al día de hoy, tenemos cerca de 600 en todo el país donde hay vid. Acá controlamos su ADN para comprender con profundidad que es un vid especial de Israel y no otra cosa”, desarrolló.
A finales del período del Segundo Templo se utilizaron Chandali y chendali para hacer vino y hasta hoy los árabes lo utilizan como comestible, pero no para la producción de vino. En arqueología se muestran hallazgos de la época del Rey David. “Encontramos cosas así en todo el país. Los traemos al laboratorio y tomamos fotografías y luego chequeamos el ADN de los hallazgos arqueológicos”, explicó Drori.
Este importante laboratorio en Ariel, una zona donde hay muchos productores de vinos, se ocupa, principalmente, de analizar el vino -color, nivel de alcohol, entre otros-, pero también de investigarlo. “Nosotros investigamos por ejemplo ¿cuál es la influencia de la dilución de uvas en comparación a un viñedo en el que no le hicieron dilución? Traemos las uvas, hacemos vinos chicos y chequeamos cuál es mejor”, detalló Drori a la Agencia AJN.
En los 80 funcionaba en Rejovot el Instituto del Vino, que realizaba investigaciones. Sin embargo, en los últimos diez años dejó de trabajar por falta de fondos y ahora simplemente se dedica a hacer análisis en favor de la producción e importaciones. “Las investigaciones no dan rédito económico. A nosotros nos cuesta mucho porque en nuestro país, el mercado del vino creció mucho y debemos dar respuestas para que la rama del vino pueda desarrollarse y avanzar”.
“¿Cómo puede un vid sobrevivir en un desierto, donde hay solo 20 milímetros de lluvia anual? Al parecer tiene genes tan fuertes que son resistentes a la sequedad. Esto es nuestro próximo paso: lograr variedades que sean fuertes en Israel para que después ayuden al mundo.”
En todo país que hay industria del vino, como Argentina, Francia, España e Italia, hay universidades que se ocupan de su análisis e investigaciones. Sin embargo, la Universidad de Ariel es la única institución seria de Israel que se encarga de esto.
“Poseemos una fuente de información internacional de 300 variedades, y si nuestra vid no es compatible con alguna ya existente, eso es signo de que es especial de Israel. Tenemos 70 variedades que no existen en otro lugar del mundo y tenemos muchos estudiantes que cada uno se encarga de un aspecto diferente. Chequean cómo se desarrolla, su fenología, otros sobre qué vino se puede hacer, qué aromas tiene cada vino”, siguió explicando.
“En el proceso que realizamos para identificar variedades antiguas desarrollamos muchas técnicas como, por ejemplo, la identificación morfológica con cámaras que no eran conocidas anteriormente. Este proceso podría servir de ejemplo para todo el mundo”, destacó y se preguntó: “¿Cómo puede un vid sobrevivir en un desierto, donde hay solo 20 milímetros de lluvia anual? Al parecer tiene genes tan fuertes que son resistentes a la sequedad. Esto es nuestro próximo paso: lograr variedades que sean fuertes en Israel para que después ayuden al mundo”.
“Cuando recogimos viñedos y no sabíamos que eran israelíes, creíamos que pertenecía a algún europeo. Cuando encontramos uvas pequeñas estábamos seguros de que eran europeas, pero cuando recibimos los primeros resultados y vimos que eran israelíes, llegamos al cielo”, expresó el también investigador de vid y enología.
En 2007, un empresario de Miami se comunicó con el laboratorio, interesado en invertir diez millones de euros y desarrollar el producto comercialmente. “Yo no estoy interesado. Mi objetivo es que la industria vinícola israelí se fortalezca, no dársela a alguien de afuera. Si yo ahora se la doy a otro país, la comercializan en un segundo, porque este también es el vino de Jesús, no solo del Rey David”, remarcó Drori.
“Nosotros queremos ayudar a que el vino israelí sea más profesional, con mejores controles y una producción más inteligente. La competencia hoy es tanto en precios, como en calidad. Cuando miramos la industria vinícola entendemos que tenemos que dar respuesta a otras cosas y una de ellas es la historia. En todo país donde hay vino, hay una historia”, aseguró.
Fuente: Unidos por Israel