Fomenta una buena lectura en los niños

Tal vez en tu hogar tienes un buen libro, revista, guía o cualquier texto productivo para tu vida. Es  importante que los niños también cultiven el hábito de la lectura y tengan su biblioteca en casa. La Biblia para niños debería ser uno de sus primeros textos, se trata de un manual de vida y además tiene las mejores historias de la humanidad. Contarles a los pequeños sobre Jesús con sus propias Biblias divertidas, seguro será una buena opción en familia.  Otros textos podrían ser los cuentos y los textos de aprendizajes

¡Algo apesta!, es un libro de de Blanes Liliane Hellman, quien narra la investigación de un niño pequeño para descubrir la procedencia de un mal olor. Pasa por las estancias de la casa así como por cada miembro de la familia, incluidos las mascotas. Es divertido y tiene unas ilustraciones bonitas, apropiadas para aprender o repasar vocabulario.

«Amigos» de Meritxell Duram trata de una forma natural y sencilla el concepto de amistad. Seis amigos, seis personas distintas con sus apariencias físicas determinadas y sus caracteres específicos pero los seis tienen algo en común que los une: la amistad. Amistad, respeto y diversión.

«Amarillo y redondo» de Muriel Villanueva aborda el tema de hacerse pis en la cama de una forma poética poniéndose en la piel de un niño pequeño que hace mucho tiempo dejó de llevar pañal. Normaliza esa etapa en la vida en que los niños no aguantan el pis mientras duermen y les da vergüenza reconocerlo y comunicarlo. Las ilustraciones son en blanco y negro con toques en amarillo que realzan aún más el sentimiento de tristeza del protagonista. También los dibujos son oníricos por lo que una segunda lectura se vuelve imprescindible para admirar cada trazo y cada detalle.

“El corazón y la botella” de Oliver Jeffers es una obra poética que hay que leer fijándose en las imágenes ya que son parte de la historia y explican las palabras. Es una metáfora de la pérdida de un amor familiar, de la inocencia y de la esencia de uno mismo. A veces las decisiones que tomamos hay que revisarlas para vivir una vida plena.

Por Andreina Fersaca