Busca a Dios, el Supremo Rabí- T. D. JAKES –
El Señor le dijo a Moisés: «Junta a setenta ancianos de Israel, de los que tú sepas que son ancianos y jefes del pueblo, y llévalos hasta la entrada del tabernáculo de reunión. Diles que esperen allí contigo». Números 11:16 (RVC).Hoy en día, en el Cuerpo de Cristo se enfatiza mucho el proceso de la mentoría.
El concepto de mentoría es tanto bíblico como eficaz; sin embargo, como solemos hacer, muchos de nosotros nos hemos ido a los extremos. En lugar de enseñarles a los jóvenes a buscar a Dios, el supremo Rabí, corren enloquecidos en busca de una madre o un padre espiritual que invierta en ellos. No todos somos mentores como Josué, bajo la mano firme de un líder fuerte. Algunos, como Moisés, están preparados por las obras de la multiforme sabiduría de Dios.
«En lugar de enseñarles a los jóvenes a buscar a Dios, el supremo Rabí, corren enloquecidos en busca de una madre o un padre espiritual que invierta en ellos».Este último grupo recibe orientación a través de las circunstancias organizadas con sumo cuidado que Dios ordena para lograr un resultado final. Sin importar lo que describa tu ascenso a la grandeza, todavía es Dios el que «produce así el querer como el hacer». Cuando comprendes esto, aprecias a las personas o los métodos que ha usado Dios, pero básicamente alabas a Dios cuya magistral habilidad de conducción fue en aumento en el producto final de un hombre o una mujer de Dios.
De acuerdo con este concepto de mentoría, consideremos las instrucciones de Moisés cuando se le pidió que consagrara ancianos en Israel.
Dios le pidió a Moisés que reuniera para Él a hombres que sabía que eran ancianos. Dios le dijo: «Junta a setenta ancianos de Israel, de los que tú sepas que son ancianos». Solo puedes ordenarle a alguien que sea lo que ya es. La percepción que necesitamos para tener éxito es el discernimiento de quién está entre nosotros. Ay de la mujer a la que colocan en lo que no es. Moisés debía llevar a estos hombres a volver al principio. En otras palabras, se les debía conducir a lo que ya eran. Solo nos sentimos realizados cuando nos llevan a ser quienes estábamos predestinados a ser. El verdadero éxito llega a nosotros mismos. ¿Quién eres, amada?
PROPÓSITO ESENCIAL: Solo nos sentimos realizados cuando nos llevan a ser quienes estábamos predestinados a ser. El verdadero éxito llega a nosotros mismos.
MOMENTO DE TRANSFORMACIÓN: Tal vez tengas mentores maravillosos o tal vez anheles más mentoría. Sin importar de quien más esté o no invirtiendo en ti, Dios está obrando en tu vida. Él es el que dispone las circunstancias e incluso a las personas que te rodean para lograr sus propósitos, pues conoce tu identidad y propósito. Él te está guiando hacia el verdadero éxito: llegar a ti misma… tu brillante y hermoso ser. Incluso, cuando asesoramos a otros o procuramos ser asesorados, es importante recordar lo que Dios le mostró a Moisés. Necesitaba discernir los dones y los llamamientos de estos hombres y disponerlos para lo que eran, en este caso, ancianos. En tu proceso de llegar a ti misma, busca a Dios, el supremo Rabí. ¡Él te mostrará cada vez más lo que hay en ti!
Este artículo fue extraído del libro Mujer, bendita eres, publicado por Editorial Unilit.Para mayor información de este contenido pulse aquí.