Todos en algún momento de nuestras hemos sentido por preocupación constante por alguna situación que estamos viviendo, por más que pensemos, evaluemos y busquemos posibles soluciones pareciera que la respuesta no viene de ningún lado.
En ocasiones queremos resolver el inconveniente nosotros mismos, de la manera y en el tiempo que queremos. Lo que es importante saber es que cuando dejamos las preocupaciones en manos de Dios, es allí cuando vendrá la respuesta de parte de Él, y como nuestro Padre quiere lo mejor para nosotros, esa solución será la más idónea y podemos ir confiados. “Por lo tanto, no se angustien por el mañana, el cual tendrá sus propios afanes. Cada día tiene ya sus problemas”. Mateo 6:34
La solución a ese problema llega cuando decidimos relajarnos, calmarnos y entrar en la intimidad con Dios, contarle nuestros pesares y entregarle todo a Él. La calma y la fe son fundamentales para que las respuestas que estamos esperando lleguen en el tiempo perfecto.
La inspiración y las ideas llegaran cuando tomamos la determinación de orarle al Señor. Es decir Él dará señales donde no las encontrábamos, personas idóneas, recursos, milagros y demás soluciones maravillosas que solo Dios es capaz de hacer, por su amor y misericordia a cada uno de nosotros.
“No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús”. Filipenses 4:6-7
Por Andreina Fersaca
