El pasado mes de junio un volcán en Guatemala hizo erupción y causó la muerte de casi 200 personas. Fueron miles los evacuados y muchos damnificados, siendo ubicados en refugios después de haber perdido todo. Desde esa oportunidad cuerpos de rescate, el gobierno y los ministerios del área social de distintas iglesias cristianas y organizaciones benéficas, han estado trabajando en dos vertientes: monitorear zonas de peligro y ayudar a hombres, mujeres, niños y ancianos que quedaron sin hogar.
Los pastores guatemaltecos, Cash Luna y Raúl Marroquín forman parte de este grupo de personas que han estado trabajando sin cesar en la recuperación de la nación en el ámbito social, específicamente en la atención de las personas damnificadas del “Volcán de Fuego”. Una muestra de ello fue el reconocimiento que recibieron en la ciudad de Jerusalén, por parte del Excelentísimo Señor Vicepresidente del Parlamento del Estado de Israel, MK Yehiel Hilik Bar.
Casa de Dios y Banco de Alimentos, liderizado por los pastores antes mencionados, forman parte de la Coalición Humanitaria que según menciona la página web oficial “está integrada por diversas instituciones comprometidas con el desarrollo de proyectos que apoyen a las personas afectadas por la tragedia del Volcán de Fuego”.
Esta organización está actualmente trabajando en el proyecto de construcción de viviendas en Guatemala, para aquellas personas que quedaron sin hogar luego de la tragedia. Las autoridades estiman entregar títulos de propiedad en los próximos meses a los más vulnerables.
Alerta en Guatemala
Luego de la tragedia del “Volcán de Fuego” las comunidades siguen alerta, tomando en cuenta que el conocido volcán coloso, ha estado activo durante 32 horas e hizo erupción por quinta vez en lo que va de año.
Este lunes cuatro comunidades han sido evacuadas en la provincia de Escuintla, Chimaltenango y Sacatepéquez. Según la Coordinación Nacional para la Reducción de Desastres (Conred) la cifra es de al menos 4.000 personas las que han tenido que abandonar sus hogares por prevención.
Por Andreina Fersaca