“Mas Jesús, llamándolos, les dijo: Sabéis que los que son tenidos por gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y sus grandes ejercen sobre ellas potestad. Pero no será así entre vosotros, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos.” Marcos 10:42-44
El modelo del mundo es estar por encima de los demás, un modelo competitivo y jerarquizado, basado en que las personas puedan hacer “lo que yo pienso y digo”. Observamos por ejemplo cómo los gobernantes o personas de responsabilidades en el gobierno toman decisiones basadas en sí mismos y no en los principios Bíblicos, esto denota que sirven a sus propios intereses, y demuestra que no asumen su responsabilidad como un servicio sino como una oportunidad de ejercer mando.
El hombre sin Dios, en su orgullo, busca dinero y poder, el hombre con el Señor Jesús en su corazón, busca servirle y obedecerle.
El modelo de Dios, en cambio, busca que el hombre no se enseñoree de los demás, no busque dominar o ejercer control sobre otros, sino servirles con amor, edificación y humildad, formando en nosotros el carácter de Cristo quien se hizo siervo y fue obediente hasta la muerte, con el fin de salvar nuestra alma y enseñarnos un modelo de servicio, basado en este mandamiento o principio: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” (Mateo 22:36-39), por lo tanto demostremos el amor y la obediencia a Dios, amando y sirviendo a nuestro prójimo.
“El cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.” Filipenses 2:6-8
Por Andreina Fersaca