El año que viene podría ser el más peligroso para los cristianos en Irak

El Arzobispo caldeo católico de Erbil en Irak, Mons. Bashar Warda, advirtió que el año que viene “podría resultar ser el más peligroso para nosotros desde el comienzo de esta crisis”, detonada por el grupo terrorista Estado Islámico en 2014.

En un artículo titulado “El futuro amenazado del cristianismo en Irak”, publicado en el diario estadounidense The Washington Times, Mons. Warda indicó que “desearía poder decirles que nuestra crisis en Irak ha pasado, que nuestro pueblo puede regresar a salvo a sus hogares y que nuestros problemas ya han sido resueltos. Pero este no es el caso”.

En 2014, el Estado Islámico, conocido también por sus siglas ISIS o Daesh, proclamó un califato e invadió importantes ciudades de Siria e Irak, entre ellas Mosul y las planicies de Nínive, habitadas por gran número de cristianos.

Los cristianos fueron obligados a huir o ser perseguidos hasta la muerte, y sus hogares fueron saqueados. Muchas mujeres cristianas y de otras minorías, como las yazidíes, fueron secuestradas y usadas como esclavas sexuales.

Muchos cristianos lograron refugiarse en la región del Kurdistán iraquí –que busca desde hace muchos años su independencia de Irak–, especialmente en su capital, Erbil, cuya Arquidiócesis gobierna pastoralmente Mons. Bashar Warda.

Los templos cristianos en las regiones invadidas por el Estado Islámico fueron usados como centros de entrenamiento, usando a las imágenes como blancos, e incluso como cárceles para retener y violar a sus esclavas sexuales.

Un esfuerzo combinado del ejército iraquí y la milicia kurda peshmerga, desplegado en octubre de 2016, recuperó las planicies de Nínive, con pueblos históricamente cristianos como Qaraqosh. A inicios de julio de este año se declaró a Mosul totalmente liberado del Estado Islámico. Sin embargo, lo peor no ha pasado.

“La inmediata y mayor prioridad debe ser regresar a los cristianos desplazados a sus hogares, donde sea posible hacerlo. Un mundo cuya conciencia, que algo se compadece por nosotros, debe apoyar estos esfuerzos y hacerlo ahora, cuando el futuro demográfico de Nínive está tan claramente en riesgo”, dijo.

“Debemos ser claros en esto: El futuro del Nínive será decidido por la acción o inacción que sea tomada en estos próximos pocos meses. Sin apoyo al derecho y capacidad de los cristianos para regresar a sus hogares, la composición del Nínive –y con ella, la pluralidad de Irak– podría ser cambiada para siempre”, advirtió.

Mons. Warda indicó que escribió su mensaje “en representación de los cristianos restantes en el norte de Irak, una población amenazada y perseguida, que mira con recelo a los próximos años”.

El Prelado expresó su gratitud a la ayuda que recibieron de diversas partes del mundo, y especialmente al Gobierno Regional de Kurdistán, que “abrió las fronteras a los cristianos desplazados” y les suministró “espacio y seguridad”.

Mons. Warda dijo que “rezamos para que esta solidaridad pueda continuar, pues estamos en una época en la que el cristianismo mismo seguirá siendo amenazado y perseguido a lo largo del Medio Oriente, y a lo largo de gran parte del mundo”.

Esto continuará, advirtió, “hasta que las mentes a las que se les ha enseñado violencia y odio puedan venir a ver la mayor verdad de la misericordia y amor”.

El Prelado iraquí dijo que si bien “es verdad que las tierras cristianas han sido liberadas de ISIS, lo que queda a raíz de la guerra nos presenta aún enormes problemas que superar”.

Los pueblos liberados del Estado Islámico han sido destruidos en estos últimos años: las casas han sido saqueadas o destruidas, y han quedado sin electricidad ni agua.

En el lado político, indicó, la planicie del Nínive aún está en disputa entre el Kurdistán iraquí y el gobierno de Irak, “junto a otros poderes extranjeros que buscan intervenir y controlar Irak, ya sea directa o indirectamente”.

En el sector controlado por el gobierno iraquí, lamentó, “la situación de seguridad permanece incierta, con milicias rivales buscando el poder una contra otra”, a menudo respondiendo a gobiernos extranjeros.

“Si estos poderes entran en un nuevo conflicto, nosotros los cristianos sabemos solo una cosa: que seremos el daño colateral otra vez”.

En el Medio Oriente, dijo el Prelado, los cristianos enfrentan ahora “persecución violenta, incluso genocidio”, que no “sucede en secreto”, sino que es mostrado a todos “casi inmediatamente”.

“Y aun así parece que muy frecuentemente nuestros gobiernos y nuestras instituciones son incapaces o se rehúsan a actuar verdaderamente”, dijo.

Además, denunció, se han enterado “con gran tristeza y dolor, que abogados en el Departamento de Estado de Estados Unidos han comenzado a realizar discretos movimientos, en la oscuridad, así parece, para anular la declaración de genocidio hecha hace más de un año por el ex Secretario de Estado John Kerry”.

Mons. Warda pidió “a los que tienen poder en Occidente a no desviar sus ojos de nosotros”.

“Irak abrazó por primera vez el cristianismo hace casi 2 mil años. Nuestra población de 1,5 millones en 2003 es quizás menos de 300 mil hoy. Somos un pueblo antiguo al borde de la extinción, buscando solo vivir nuestras vidas en paz”, remarcó.

Vivienda destruida en Qaraqosh, pueblo de mayoría cristiana en la planicie de Nínive, en Irak. Foto: ACN.

Fuente: Aciprensa.com