En las últimas semanas se ha conocido que miles de reclusos de dos importantes cárceles, una en Estados Unidos y otra de un país Centro Americano, han sido transformados por el amor de Jesucristo, ahora pronuncian continuamente cánticos de alabanzas a Dios y creen en el perdón y el arrepentimiento.
En Estados Unidos, específicamente en Dallas, Texas, se encuentra la prisión de máxima seguridad de la Unidad Coffield en el condado de Anderson, allí están reclusos que han cometido diversos crímenes, pero han tenido la bendición de ser pastoreados por la iglesia Gateway. Robert Morris, quien dirige la congregación aseguró que 500 hombres han recibido a Jesús en su corazón y ahora le sirven con devoción.
Stephen Wilson, es el pastor principal de los reos, quienes se organizan por servicio para atender a los asistentes, ser directores, operar consolas de audio y de vídeo, además tienen un grupo de adoración. El propósito en continuar evangelizando y compartiendo la palabra con otros miles de reclusos.
La cárcel de los milagros
En El Salvador también está ocurriendo el mismo avivamiento, específicamente en el centro penitenciario San Francisco Gotera, en el departamento de Morazán. Algunas fotografías se han hecho virales a través de las redes sociales, en las mismas se observan los reclusos tatuados en todo su cuerpo y rostro, con marcas de heridas de balas y armas cortantes, pero en rendición al Rey de Reyes y con sus brazos elevados al cielo.
Más de mil reclusos se encuentran en esta prisión. El mensaje del evangelio llegó al lugar hace cuatro años por un grupo de pandilleros que fueron encarcelados por diferentes delitos. En las Escrituras ellos encontraron las respuestas a muchas interrogantes y fueron experimentando en amor de Cristo. Se convirtieron en multiplicadores de la Palabra y hoy en día son miles los que se congregan en el patio de la cárcel para adorar a Dios.
Y tal vez muchos se preguntarán ¿qué ocurrirá cuando estos reos cumplan su condenan y salgan en libertad?; a las afueras de la cárcel los espera el Pastor Nelson Moz, quien se encarga de ayudar a los que ahora le llaman “ovejas” a que puedan reinsertarse en la sociedad y a que continúen en el camino de Jesucristo.
Por Andreina Fersaca
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