Un terremoto (magnitud 7.5) y un tsunami (casi 20 pies de altura) ambos ocurridos “uno detrás de otro”, ha dejado al pueblo de Indonesia lleno de dolor, temor y desesperanza. Esta tragedia sucedida en el noroeste de la Isla de Célebes ha dejado más de 800 personas fallecidas. Ahora la alerta se acrecienta luego de que la madrugada de este miércoles entrara en erupción el volcán Soputan.
Indonesia se encuentra en el Anillo de Fuego del Pacífico, como lo han nombrado los meteorólogos y constantemente ocurren desastres naturales. Según las estadísticas globales forma parte de los tres mayores países dominantes de musulmanes en el mundo, sin embargo lo ocurrido está levantando al pueblo a creer en un Dios vivo que hace milagros en medio de la tragedia.
Los cristianos indonésicos están activados no solo en oración y alabanzas a Cristo, sino que han sido los primeros en responder manifestando el amor de Dios en sus vidas.
Bruce Allen, de Forgotten Missionaries International (FMI), una organización dedicada a discipular a los creyentes de acuerdo con el conocimiento y la práctica bíblica, para buscar a las personas olvidadas del mundo, manifestó que distintas organizaciones cristianas ofrecieron la ayuda constante al pueblo de Indonesia. «Incluso en medio del caos, la agitación, la persecución o cualquier dificultad, los cristianos suelen ser los primeros en responder y quieren responder», dijo.
Allen agregó que existen dificultades actualmente en el lugar donde ocurrieron las tragedias, como es el caso del difícil acceso a los lugares destruidos y la falta de recursos, tomando en cuenta que a las personas afectadas les hace falta agua potable, medicamentos, alimento, vestido y calzado.
Los cristianos en Indonesia pidieron públicamente apoyo en oración a todos los creyentes a nivel mundial, enfatizando el clamor en:
- Sabiduría de los líderes indonesios
- Oportunidad para que la Iglesia brille como la luz de Cristo
- Provisión para satisfacer las necesidades de los afectados
- Amor al prójimos
- Misericordia de Dios
- Paz y Perdón
- El cese de los desastres naturales
Por Andreina Fersaca
