Todos los días es necesario recibir una Palabra de Dios para que nuestra vida sea fortalecida y la fe se acreciente cada vez más, tomando en cuenta que ella es la llave para abrir la bóveda de las riquezas del Reino, pero a pesar de esta verdad, muchos no utilizan esa herramienta por las circunstancias que suceden alrededor y limita lo que el Señor quiere hacer.
Uno de los obstáculos que limita la fe es la enfermedad. Cuando pasamos por alguna dolencia, o alguno de nuestros familiares recibe un diagnostico médico crítico, entonces nos abrumamos y creemos que no hay solución. Pero las Escrituras dicen en Lucas 5:17 dice que Jesús estaba enseñando al pueblo de Galilea y Judea; “Y el poder del Señor estaba con Él para sanar a los enfermos”, esto quiere decir que Jesucristo tiene el poder para hacer milagros, porque Él es el mismo ayer, hoy y siempre.
En el contexto completo del pasaje de Lucas 5:17-26 se observa que unos hombres llevaban en una camilla a un paralítico, procuraron entrar para ponerlo delante de Jesús, pero no pudieron a causa de la multitud. Así que subieron a la azotea y, separando las tejas, lo bajaron en la camilla hasta ponerlo en medio de la gente, frente a Jesús, quien lo sano y al instante el hombre se levanto.
Los amigos del paralitico estaban llenos de fe, lo que les permitió que fueran persistentes. A pesar de los obstáculos que se les presentaron para llegar a Jesús, ellos insistieron en buscar el milagro. Esto nos enseña que no debemos darnos por vencidos cuando se nos presentan problemas en nuestras vidas, es importante que en medio de esa circunstancia podamos buscar un encuentro con Jesús, Él es quien tiene autoridad para dar respuesta a nuestras oraciones.
Muchas personas cuando se les presenta obstáculos claudica y no es persistente, pero Dios quiere que seamos insistentes, que a pesar de todo sigamos creyendo en que el Señor se va a manifestar a nuestro favor, pero no solamente es cuestión de fe, sino también de perseverar.
A través de las Escrituras, Dios nos está llamando a declarar el lenguaje de fe en nuestras vidas. Él tiene un propósito con cada uno de nosotros y es que seamos sanos, que tengamos una vida en libertad, amor y abundancia.
Por Andreina Fersaca