Dios nos enseña a honrar a los abuelitos

A propósito del Día Internacional de las personas con edad mayor, decretado por las Naciones Unidas para darles visibilidad a los abuelitos, es importante que cada uno pueda reflexionar sobre estas personas que dan su amor, dedicación, consejos, enseñanzas y con su sabiduría llevan a las familias a un lugar de bendición.

La palabra de Dios nos enseña que los adultos mayores son personas sabias. Ellos están llenos de consejos para cada uno de nosotros, palabras que contienen amor y de rectitud, que dirigen a sus hijos, nietos y familiares hacia el propósito del Señor. Muchos desprecian las experiencias vividas por hombres y mujeres que han aprendido al pasar de los años sobre distintas áreas que aún el joven no ha corrido. Job 12:12 “En los ancianos está la sabiduría, y en largura de días el entendimiento”.

En la Biblia están escritos muchos versículos en donde Dios revela su amor por los abuelitos. Él quiere manifestarles que los ama, y que a pesar de sus canas son pilar fundamental en la familia. Isaías 46:4 “Aun en la vejez, cuando ya peinen canas, yo seré el mismo, yo los sostendré. Yo los hice, y cuidaré de ustedes; Los sostendré y los libraré”.

Ámalos y hónralos

Honrar a los ancianos es un mandato de Dios; no se trata solo de ayudarles económicamente, sino también de cuidarles, protegerlos y honrarlos con acciones y obediencia. La palabra dice en Levíticos 19:32 “Ponte de pie en presencia de los mayores. Respeta a los ancianos. Teme a tu Dios. Yo soy el Señor” y en Efesios 6:2-4 dice “Honra a tu padre y a tu madre —que es el primer mandamiento con promesa— para que te vaya bien y disfrutes de una larga vida en la tierra”.

Alrededor del mundo podemos observar a personas que rechazan a los adultos mayores, solo porque sus cabellos se tiñen de blanco, su piel está cubierta de arrugas, ya no tienen la misma fuerza de su juventud y necesitan compañía y ayuda para ejercer algunas actividades. Dios es amor y debemos estar llenos de ese amor para dar a los demás, sobre todo a los abuelitos que necesitan que estemos allí para ellos, así como ellos estuvieron con nosotros en nuestra niñez.

Salmo 71:9 “No me rechaces cuando llegue un viejo; No me abandones cuando me falten las fuerzas”.

Por Andreina Fersaca

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