Son muchas las emociones que el ser humano experimenta en su vida, uno de ellos es el temor. Todos y cada uno de nosotros ha sentido esta emoción o la percibe sobre algo específico, lo que lleva a paralizarse haciendo del miedo una realidad.
Hay varios tipos de temor, uno es el que permite la prevención ante el peligro y otro es el hace que las personas se precipiten a algo que no ha sucedido, y paraliza. El miedo permite que la mente se divida en lo que quieres creer y en aquello que estas creyendo, logrando perjudicar de forma negativa tu vida.
El Temor puede ser verdadero porque realmente se está en peligro, o imaginario porque crees que está sucediendo o sucederá, lo que Orienta los pensamientos hasta lo negativo y la fatalidad.
En vista de todo lo antes expuesto, Dios tiene una respuesta a ello y está en Isaías 41:10 que dice “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia”.
Dios siempre tiene la respuesta y la salida al miedo que cada persona pueda sentir, su deseo es que seamos libres de ese sentimiento que no está alineado a la Palabra porque la verdad es que el Señor quiere que seamos valientes y confiemos en Él sin perder el enfoque.
En 2 Timoteo 1:7 dice “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio”, es decir que nosotros tenemos la capacidad de estar firmes con la ayuda de Dios. Tal vez el miedo es a la muerte, a la vejez, a una traición, a quedar sin empleo, al futuro, a la enfermedad; lo importante es que al determinar a qué le temes presentes ese sentimiento a Dios que Él te ayudará a sentir paz y puedas disfrutar la vida plenamente.
Es importante que los seres humanos rechacen el temor de sus vidas y no permitan que ese sentimiento negativo les invada. Debemos vivir la vida en la paz que Dios ha diseñado para nuestras vidas. Aún teniendo aflicciones, el Señor está allí en todo tiempo para acompañarnos y ayudarnos.
Por Andreina Fersaca