Día de Jerusalén: Conmemorando un vínculo eterno

Día de Jerusalén: Conmemorando un vínculo eterno

Cada año, el 28 del mes hebreo de Iyar, Israel celebra Yom Yerushalayim (el Día de Jerusalén) para conmemorar la reunificación de Jerusalén en 1967. Para muchos en el mundo árabe, es un día de protesta o enojo, pero para los judíos de todo el mundo, es un día de profunda alegría, reflexión y conexión con una ciudad que ha sido el corazón palpitante de la identidad judía durante más de 3000 años.

Por Cedric Vloemans

Jerusalén: Más que una capital

El estatus de Jerusalén sigue siendo motivo constante de debate internacional, pero quienes comprenden verdaderamente el significado histórico y espiritual de la ciudad para el pueblo judío saben que Jerusalén es mucho más que una capital administrativa o política. Desde que el rey David la convirtió en la capital de su reino alrededor del año 1000 a. C., ha sido el núcleo espiritual del judaísmo. El Monte del Templo, que posteriormente albergaría el Primer y el Segundo Templo, es el lugar donde, según la tradición, Abraham casi sacrificó a su hijo Isaac. Es donde la presencia divina —Shejiná— era más palpable en la creencia judía.

A lo largo de siglos de exilio y dispersión, Jerusalén siguió siendo el punto de referencia de la conciencia judía: toda oración judía se dirige a Jerusalén, cada cena de Pascua concluye con las palabras «¡El año que viene en Jerusalén!», e innumerables salmos, lamentaciones y cánticos añoran la ciudad. Ninguna otra religión o cultura tiene una conexión tan exclusiva e intensa con Jerusalén como el judaísmo.

1967: Reunificación tras siglos de negación

Tras casi dos milenios sin soberanía sobre la ciudad, y con los judíos excluidos de sus lugares más sagrados bajo el dominio otomano y, posteriormente, jordano, la toma de Jerusalén Oriental en 1967 por Israel marcó un punto de inflexión histórico. Por primera vez desde la destrucción del Segundo Templo en el año 70 d. C., los judíos pudieron acceder libremente al Muro Occidental y al Monte del Templo.

Lo que algunos califican de «ocupación» militar fue, para millones de judíos en todo el mundo, una experiencia de regreso espiritual y justicia histórica. No fue la conquista del patrimonio de otro pueblo, sino el regreso a su propio centro sagrado.

Por qué el mundo árabe sigue objetando

La oposición árabe al Día de Jerusalén se deriva de un rechazo más amplio a la soberanía israelí sobre la ciudad. Muchas resoluciones internacionales siguen refiriéndose a Jerusalén Oriental como «territorio ocupado», y la Autoridad Palestina la reclama como la capital de un futuro Estado palestino. Sin embargo, esta afirmación a menudo ignora la arraigada realidad histórica y religiosa de Jerusalén como capital judía. Durante el dominio jordano (1948-1967), a los judíos se les negó el acceso a sus lugares sagrados, se destruyeron sinagogas y se profanaron tumbas judías en el Monte de los Olivos. Desde la reunificación de la ciudad por parte de Israel en 1967, todas las confesiones religiosas han tenido acceso a sus lugares sagrados, un hecho rara vez reconocido por los críticos.

Jerusalén Hoy: Una Ciudad Compleja pero Abierta

A pesar de las tensiones actuales, Jerusalén es hoy un mosaico de culturas. Árabes, judíos, cristianos y otros conviven, compartiendo mercados, hospitales, universidades y escuelas. La coexistencia no es un eslogan, sino una realidad para muchos jerosolimitanos. Israel ha invertido en infraestructura y servicios para todos los residentes, incluso mientras persisten las disparidades, como en cualquier gran metrópolis.

Crucialmente, Israel, a pesar de la provocación y la constante amenaza de violencia, mantiene Jerusalén abierta a todas las religiones. Los peregrinos cristianos entran libremente a la Iglesia del Santo Sepulcro, los musulmanes rezan a diario en el Haram al-Sharif y los judíos regresan al Muro de las Lamentaciones, en una ciudad que respira su historia como ninguna otra.

El Día de Jerusalén: Afirmación, No Provocación

El Día de Jerusalén no es una muestra de dominio, sino de supervivencia: la de un pueblo exiliado de su ciudad más sagrada durante siglos, que nunca perdió la esperanza de regresar. Marca una reunificación histórica y objetiva, no una conquista por la conquista misma. Es un día de esperanza: que Jerusalén pueda algún día convertirse verdaderamente en una ciudad de paz para todos sus habitantes.

En el contexto actual

En medio de las recientes guerras e inestabilidad —desde Gaza hasta los ataques hutíes, desde el norte de Israel hasta los tribunales internacionales—, el Día de Jerusalén nos recuerda que Israel es más que un estado en conflicto. Es un lugar donde convergen la memoria, la esperanza y la santidad. En un mundo cada vez más propenso a la simplificación y a las narrativas binarias, el Día de Jerusalén ofrece la oportunidad de reconocer la complejidad de la historia y el vínculo ancestral e inquebrantable entre el pueblo judío y su capital.

Quienes verdaderamente buscan la paz deben comenzar por comprender la sacralidad del otro. En ese sentido, Yom Yerushalayim no es un obstáculo para la paz, sino una invitación al reconocimiento y, quizás algún día, incluso a la reconciliación.

Fuente:  TheTimesofIsrael/Blog - Traducido por UnidosxIsrael