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Despréndete y bendice a quienes lo necesitan

Durante el mes de diciembre muchas familias han tomado como tradición “limpiar”, es decir hacer una limpieza profunda en armarios, gaveteros, baños, cocinas, cochera, en fin en distintas áreas de la casa. Pero se ha preguntado usted ¿Qué puede aportar para bendecir de todo lo que tiene guardado?.

En ocasiones tenemos en nuestro hogar ropa y zapatos que no utilizamos, piezas nuevas o usadas en buen estado que nunca usaremos, juguetes, artículos personales, de cocina, herramientas, es decir muchas cosas que guardamos por algún tiempo y que seguimos manteniendo en el mismo lugar.

A veces nos cuesta desprendernos de lo material, bien sea por que representa para nosotros algún sentimiento o porque creemos que no podremos obtener un objeto similar, llegamos a enamorarnos de los objetos sin tener posibilidades de “soltarlo”. La palabra dice en Proverbios 23:4 “No te afanes acumulando riquezas; no te obsesiones con ellas”.

Dadores alegres

En este mes es importante que tomemos el principio de dar a las personas que no tienen posibilidad de adquirir nada. Existen muchas personas que necesitan lo que estas guardando en tu hogar y que sabes que no es necesario para ti, pero sí para otros. Despréndete de esos objetos que Dios te bendecirá grandemente y te dará más abundantemente de lo que entregas. Bendice la vida de otros, el Señor llenará nuevamente tus graneros. “El que es generoso prospera;el que reanima será reanimado”. Proverbios 11:25

El dar a los necesitados es una virtud, es amor que Dios pone en nuestro corazón para ser instrumentos de misericordia, para dar felicidad a muchos que necesitan no solamente un abrazo, una palabra, una sonrisa, sino que también tienen necesidad de calzado, vestido, alimento y otros artículos. ¿Qué hace Dios?, Él bendice la vida de esas personas utilizándote como instrumento y luego bendice tu vida de la misma manera. Se trata de una cadena dadivosa que nunca termina.

Cada uno debe dar según lo que haya decidido en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al que da con alegría. 2 Corintios 9:7

Por Andreina Fersaca