La cantautora y ministra cristiana Daniela Mejía lanza su más reciente sencillo titulado «Sala de Espera», una propuesta musical que fusiona el género afro con letras cargadas de fe, esperanza y devoción.
Con tan solo 22 años, Daniela se ha consolidado como una de las voces jóvenes más prometedoras de la música cristiana contemporánea, mostrando un estilo fresco que conecta con nuevas generaciones sin perder la esencia espiritual de su mensaje.
«Sala de Espera» refleja el sentimiento universal de paciencia, fe y confianza en medio de la incertidumbre. Daniela comparte en la letra su experiencia personal con Dios, inspirada en momentos de silencio, donde el corazón anhela respuestas pero aprende a descansar en la fidelidad divina.
«Quise transmitir lo que todos hemos sentido alguna vez: la ansiedad de esperar una respuesta, pero también la paz de saber que Dios siempre está atento, aun cuando el tiempo parece detenerse. Con esta canción quiero recordarle a las personas que su mejor lugar es confiar en Él», comenta la artista.
El sencillo se enmarca dentro del reggaetón cristiano, género en el que Daniela ha encontrado una vía para llegar a públicos diversos, integrando ritmos modernos con un mensaje bíblico y espiritual. La canción resalta la grandeza de Dios en versos como: «Si los cielos te alaban, yo alabaré; si los ángeles cantan, yo cantaré»,invitando al oyente a unirse a la adoración desde cualquier circunstancia.
Nacida en Barranquilla, Daniela Mejía creció en un hogar pastoral donde la música y la fe marcaron su vida desde temprana edad. A los 17 años inició su camino artístico y desde entonces ha compartido escenarios con referentes internacionales de la música cristiana como Gilberto Daza, Jesús Adrián Romero, Barak y Alex Zurdo. Actualmente combina su carrera musical con sus estudios en Comunicación Social y Medios Digitales, además de servir como ministro en Alturas Church.
El sencillo «Sala de Espera» ya está disponible en todas las plataformas digitales acompañado de su videoclip oficial grabado en Barranquilla, Colombia, reforzando el mensaje de esperanza y confianza en Dios.
Por Karen Laverde
